viernes, 31 de enero de 2020

"Maltrato digital, artículo de Luz Sánchez Mellado

En el siguiente enlace de El País se puede leer el artículo completo de Luz Sánchez Mellado.

Maltrato digital
Mi abuela Gabina gastaba firma digital antes de inventarse. Firmaba con el dedo, vamos. Con el índice de la diestra, concretamente, porque, aunque era zocata perdida, esa era la yema que, entintada y estampada donde fuera preciso, le servía para demostrar que era ella y no otra. Analfabeta por razón de su sexo, su cuna y su tiempo, mi yaya no pudo, o no supo, o no quiso alfabetizarse de adulta. Quizá porque siempre tuvo quien le escribiera las cartas y le leyera los letreros, y se defendiera sola con los números. Así que, cuando iba al banco a cobrar su pensión de viuda, firmaba el recibo a dedo con esa mezcla de vergüenza y amor propio con la que anduvo por la vida. A tal fin, guardaba cual alhaja en cofre una almohadilla de caucho, un pote de tinta y un tampón secante en una funda de ganchillo que había tejido adrede y que llevaba consigo al fin del mundo. Ay, Gabina: te estoy viendo. Cómo te gustaba visar un papelote, aunque no entendieras una sílaba, o igual por eso. Hasta aquí la nostalgia. Salvo a ella, no añoro nada de aquello: describo.

Pienso en Gabina cuando veo a tantos ancianos obligados a entender y pagar Internet y un móvil inteligente para manejar su propio dinero o quedar con su médico. Ciertos bancos lisonjean en sus anuncios a esos mayores digitales sin enfermedades ni limitaciones ni, casi, arrugas en el cutis. Haberlos, haylos. El otro día iba un AVE a Valencia llenito de ellos mirando en Google dónde bailar bachata. Pero los otros, los que no pueden o no saben o no quieren aprender el nuevo alfabeto y no tienen ni tienen por qué tener quien les enseñe, también existen. Mi yaya firmaba con el dedo ante un cajero de carne y hueso. Los nuevos analfabetos, ni eso. Malviven en un sistema que les ignora y les maltrata. Yo que los banqueros pensaba en ellos. Llevan décadas lucrándose con sus cuartos. Les deben servicio y respeto. No esperar a que se mueran.

Resumen
Su abuela era analfabeta de joven y de mayor, bien porque nadie la enseñó o por su propia voluntad continúo siéndolo, de ahí que firmase siempre con el dedo índice de su mano derecha para sacar su paga de viudedad del banco. Como ella, hoy hay muchos ancianos que se ven obligados a utilizar los medios digitales para acceder a determinados servicios bancarios y sanitarios, pero no saben utilizarlos. Esto supone una discriminación para estos ancianos, ya que los bancos deberían prestarles esos servicios de forma tradicional puesto que se han aprovechado de su dinero durante décadas.


  • Contesta las siguientes cuestiones sobre el texto:
  • ¿Qué quiere decir la autora con el enunciado "Analfabeta por razón de su sexo, su cuna y su tiempo, mi yaya no pudo, o no supo, o no quiso alfabetizarse de adulta".
  • ¿Qué quiere decir la autora con el enunciado: "Cómo te gustaba visar un papelote, aunque no entendieras una sílaba, o igual por eso."?
  • ¿Qué quiere decir la autora con el enunciado: "Yo que los banqueros pensaba en ellos. Llevan décadas lucrándose con sus cuartos"?
  • Reformulación léxica del siguiente enunciado:
  • Cómo te gustaba visar un papelote, aunque no entendieras una sílaba, o igual por eso.

Hay que ver lo que te gustaba firmar cualquier documento, a pesar de que no comprendieras ninguna palabra, o posiblemente esa era la explicación.
  • Análisis morfológico de los siguientes enunciados:
  • Pienso en Gabina cuando veo a tantos ancianos obligados a entender y pagar Internet y un móvil inteligente.
  • Les deben servicio y respeto. No esperar a que se mueran.
  • Análisis sintáctico de los siguientes enunciados:
  • Pienso en Gabina cuando veo a tantos ancianos obligados a entender y pagar Internet y un móvil inteligente para manejar su propio dinero o quedar con su médico.
  •   Cuando iba al banco a cobrar su pensión de viuda, firmaba el recibo a dedo con esa mezcla de vergüenza y amor propio con la que anduvo por la vida.



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