jueves, 3 de octubre de 2019

"El motor de la ciencia" de Augusto Ibáñez

¿Qué mueve la ciencia? Sería pretencioso tratar de abordar, en un espacio tan breve, el complejo entramado que orienta al investigación científica, sea a través de la dotación de proyectos, sea a través del dictado político de líneas prioritarias. Para los profesores de ciencias es mucho más interesante abordar la pregunta desde otra perspectiva: ¿Qué mueve a quienes hacen la ciencia? ¿Cuál es el motor de la ciencia?
Pecando desde luego de un exceso de simplificación, podemos hablar no de uno, sino de tres motores. La pista nos la ofrece una curiosa cita de Simone Weil que rescaté hace bastantes años de un libro de divulgación, y decía así: "Existen tres motivos para dedicarse a la ciencia: 1) las aplicaciones técnicas; 2) el juego de ajedrez, 3) el camino hacia Dios".
El primer punto Weil no habla del pragmatismo de la ciencia. El científico se mueve frecuentemente por un fin práctico, pero su meta es mucho más ambiciosa. Es sabido que muchos descubrimientos tecnológicos surgieron de teorías científicas básicas, sin practicidad aparente. Por ejemplo. las ondas electromagnéticas surgieron como entes teóricos de las ecuaciones de Maxwell en 1864. Pero fue Marconi, un inventor, quien supo explotar comercialmente en 1892 estas ondas, que dan soporte básico a nuestra actual sociedad de la comunicación. En definitiva, la vertiente tecnológica de la ciencia no parece ser la principal justificación del científico. Un inventor es muy diferente a un científico. Mientras que el inventor se mueve por dinero, y protege sus inventos con patentes, el científico de la mayor difusión posible a sus trabajos, porque la recompensa que busca es el reconocimiento. Esto nos lleva al segundo motor, al que Weil se refería como el "juego del ajedrez". Este juego nos habla de la intensa competencia entre equipos de científicos de todo el mundo, que tratan de ser los primeros en un descubrimiento o en un nuevo modelo. Pero también nos habla de la vanidad del científico, de su necesidad por ser reconocido, de su obsesión por destacar, por llegar antes.
El tercer punto es probablemente el más sutil, pero también el más significativo. El "camino hacia Dios" es una metáfora que nos habla de la búsqueda de la verdad, consustancial a la ciencia. Nos habla en definitiva de vocación, un valor inherente a todo gran científico. La búsqueda de la verdad es el motor de quien hace la ciencia, tanto si persigue un fin tan aplicado como la mejora de un motor de combustión, algo tan etéreo como la búsqueda de la "materia oscura" del universo, o algo tan inconmesurable como la formación científica de un puñado de adolescentes en el aula. Todas las parcelas de la ciencia son igualmente nobles y retadoras; todas requieren personas con una formación sólida, pero sobre todo, personas con vocación, es decir, personas motivadas por la búsqueda de la verdad.
Es probable que el vertiginoso crecimiento de la ciencia moderna moderna se justifique a corto plazo por la competitividad y por la búsqueda de aplicaciones técnicas, pero el verdadero motor que permite el avance a largo plazo es, y seguirá siendo, la búsqueda de la verdad. Por eso una conocida frase de Einstein resume la vanidad, tal vez la soberbia, pero sobre todo la vocación y la utopía que marco el trabajo del científico: "Solo quiero conocer los pensamientos de Dios; el resto carece de importancia"


Resumen
Se indaga cuál es el motivo que permite progresar a la ciencia. Se apuntan tres posibles razones: Las aplicaciones técnica, el juego del ajedrez y el camino hacia Dios. La primera alude a la finalidad práctica de la ciencia a lo que se añade la recompensa económica, en los casos de los inventores; y en obtener la mayor difusión, en el caso de los científicos. La segunda se refiere a la competencia entre los científicos por ser los primeros en descubrir o inventar algo, con el consiguiente prestigio y reconocimiento.
El tercero hace referencia a la búsqueda de la verdad y esta es la principal razón que hace progresar a la ciencia.
  • Contesta las siguientes cuestiones sobre el texto:
  • ¿Qué significa la expresión "el camino hacia Dios"?
  • ¿Con que cita defiende su tesis el autor de la obra?
  • ¿Qué diferencia al inventor del científico?

  • Reformulación léxica de los siguientes enunciados:
  • "Solo quiero conoce los pensamientos de Dios, el resto carece de importancia".
Únicamente deseo saber las ideas del Señor; todo lo demás carece de valor.

  • El tercer punto es probablemente el más sútil, pero también el más significativo.
El último apartado es quizás el más tenue, más a la vez, el más importante.


  • Análisis morfológico de los siguientes enunciados:
  • La búsqueda de la verdad es el motor de quien hace la ciencia.
  • Pero sobre todo la vocación y la utopía que marca el trabajo del cientíifico.
  • Análisis sintáctico de los siguientes enunciados:
  • Es probable que el vertiginoso crecimiento de la ciencia moderna se justifique por la competitividad y por la búsqueda de aplicaciones técnicas.
  • El "camino hacia Dios es una metáfora que nos habla de la búsqueda de la verdad.



No hay comentarios:

Publicar un comentario