martes, 5 de noviembre de 2019

"Dos lenguas, dos literaturas y un golpe", artículo de Javier Cercas



En un diálogo entre el crítico Ignacio Echevarría y el editor Claudio López publicado en el diario El Mundo, Echevarría describe una evidencia dramática. Hablando del negocio editorial barcelonés, observa: “Se diría que en él conviven dos circuitos paralelos sin apenas contacto: el de la edición en castellano y el de la edición en catalán. En más de 30 años de oficio, casi ni me he rozado con autores o con profesionales de la edición en catalán”. Más tarde amplía el alcance de esa incomunicación: “Dos culturas que conviven juntas sin apenas mirarse, ya no digo mezclarse”.


La evidencia de Echevarría admite alguna excepción. Pongo mi ejemplo porque, como diría Unamuno, es el que más cerca me pilla. Igual que muchos catalanes —aunque no hayan nacido en Cataluña, como yo—, soy bilingüe, y en mi casa se habla castellano y catalán: yo hablo en catalán con mi mujer, pero en castellano con mi hijo, que a su vez habla con mi mujer en catalán. Esto, que puede parecer un lío, es una bendición habitual en Cataluña. Lo que sigue, en cambio, ya no es tan habitual. Aunque no aprendí el catalán en la escuela, en la universidad estudié literatura catalana (además de castellana), el primer periódico en el que escribí era un periódico en catalán (el Diari de Barcelona), mi primer editor fue un editor en catalán (Jaume Vallcorba), mi primera editorial era una editorial en castellano surgida de una editorial en catalán (Quaderns Crema) y hasta casi los 40 años apenas conocí a un solo escritor en español, porque mi ínfimo mundillo literario era un mundillo en catalán; por lo demás, me enorgullezco de haber traducido al castellano a algunos autores catalanes: Trabal, Monzó, Pàmies, Monsó. 
Casos más o menos parecidos al mío hay alguno —Gonzalo Torné, por ejemplo—, pero no creo que resulte fácil encontrar escritores en castellano con un interés por la literatura en catalán que sobrepase el límite de lo superficial y consabido. Es verdad que, como dice Claudio López, la literatura escrita en catalán y la escrita en castellano son distintas, aunque ambas formen parte de la misma cultura, y por tanto sus circuitos son distintos; pero no es menos verdad que existe una ignorancia o indiferencia generalizada de la literatura castellana por la catalana (lo contrario no es cierto: el conocimiento que los escritores en catalán tienen de la literatura castellana es muy superior al que los escritores en castellano tienen de la catalana). Esta es la parte literaria del drama. Porque la literatura catalana es una pequeña gran literatura.
 Pequeña en cantidad, grande en calidad. No es sólo que su pasado incluya algunos nombres que pueden competir con cualquiera de sus contemporáneos en cualquier lengua (de March a Carner, de Martorell a Foix o Ferrater); es que algunos de los mejores escritores que trabajan ahora mismo en España escriben en catalán. Ningún lector español debería renunciar a ese tesoro. La parte política del drama es que la ignorancia o la indiferencia respecto a la literatura catalana (y por extensión, respecto a la cultura en catalán) ha provocado en algunos escritores en catalán un injustificado complejo de inferioridad en relación con la literatura en castellano, lo cual ha alimentado un rencor sordo y secreto que a menudo ha acabado transformándose en el narcisismo supremacista característico del separatismo de los últimos años. El supremacismo separatista puede entenderse, visto así, como una solapada confesión de inferioridad y una desesperada reclamación de afecto.

Resumen
A pesar de convivir en Cataluña la cultura castellana y catalán  apenas hay relación entre ellas. Ejemplo de lo anterior es que constituyen excepciones los casos de escritores bilingües, que escriban en las dos lenguas o traduzcan obras de una lengua a otra.
Los escritores castellanos muestran muy poco interés por las literatura catalana, a pesar de que las dos lenguas forman parte de una misma cultura. Desde el punto de vista literario,  los escritores catalanes tienen un mayor conocimiento de la literatura castellana. A pesar de que a lo largo de la historia ha habido grandes escritores en catalán, el desconocimiento o el desprecio de su literatura ha provocado, desde el punto de vista político, un sentimiento de subordinación de la literatura catalana, así como un odio que ha llevado a proclamar la superioridad de la literatura catalana en los últimos años, que surge, en definitiva, de esa subordinación y falta de cariño por la literatura catalana.

  • Contesta las siguientes cuestiones sobre el texto:
  • ¿Qué quiere decir el autor con que la literatura catalana es pequeña en cantidad, grande en calidad?
  • ¿Qué quiere decir el autor con ese injustificado complejo de inferioridad en relación con la literatura en castellana?
  • ¿Qué ha provocado ese desconocimiento e inferioridad de los escritores españoles hacia la literatura catalana?

  • Reformulación léxica de los siguientes enunciados:
  • Pongo mi ejemplo porque, como diría Unamuno, es el que más cerca me pilla.
Presento mi caso ya que tal como afirmo el escritor vasco de la generación del 98 constituye el caso más próximo.
  • La ignorancia o la indiferencia respecto a la literatura catalana ha provocado en algunos escritores catalanes un injustificado complejo de inferioridad.
El desconocimiento o el desinterés sobre las letras catalanas ha generado en variados autores oriundos de Cataluña un infundado sentimiento de subordinación.

  • Análisis morfológico de lo siguientes enunciados:
  • No es solo que su pasado incluya algunos nombres que puedan competir con cualquiera de sus contemporáneos.
  • Casos más o menos parecido al mío hay alguno, pero no creo que resulte fácil encontrar escritores en castellano.
  • Análisis sintáctico de los siguientes enunciados:
  •  El primer periódico en el que escribí era un periódico en catalán.
  • La parte política del drama es que la ignorancia o la indiferencia respecto a la literatura catalana ha provocado en algunos escritores en catalán un injustificado complejo de inferioridad.

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