sábado, 25 de abril de 2020

"Puercoespines" de Fernando Savater

En el siguiente enlace de El País se puede leer el artículo completo de Fernando Savater.

Puercoespines



En mi niñez, que duró hasta la edad en que hoy los chicos se arrepienten de su primer estupro, nada me gustaba más que coleccionar cromos de animales. Me aprendía sus características, su hábitat, su dieta y hasta su nombre en latín según Linneo. Aún veo el asombro de mi profesor de Ciencias Naturales cuando, con la ingenua pedantería de mis 11 años, le informaba de que en África viven búfalos, Syncerus caffer, y elefantes, Loxodonta africana... Uno de mis predilectos era el pangolín, Manis pholidota, que me imaginaba enorme, como una especie de estegosaurio acorazado, pero que se alimentaba de hormigas, lo cual hubiera debido alertarme de que muy grande no podía ser. Cuando me enteré del tamaño del pangolín fui perdiendo interés por él (me ha pasado también con seres humanos a los que empecé admirando), aunque le guardo cierta simpatía. Nunca pude imaginar que tantos años después volviese a mi vida como amenaza...
Pero el bicho más simbólico para quienes vivimos en cuarentena es otro antiguo favorito mío: el puercoespín, Hystrix cristata, que Schopenhauer puso como ejemplo de nuestra sociabilidad. Según el sabio pesimista, la sociedad humana es como la de los puercoespines en invierno. Procuran arrimarse unos a otros para darse calor, pero si se acercan demasiado se pinchan con las púas y deben guardar sus distancias. Ni demasiado lejos, porque se mueren de frío, ni tan cerca como para hacerse sangrar. Es la paradoja de nuestra reclusión: las epidemias son males sociales y no se atajan sino dejando nosotros de serlo; aunque sin apoyo humano tampoco lograremos sobrevivir. Por eso nos piden que seamos solidarios alejándonos de los demás... pero sin perder el vínculo con ellos. La conclusión filosófica es no comer pangolines e imitar al puercoespín.
Resumen
De niño le encantaban los animales, acumulando innumerables conocimientos sobre estos. Uno de sus favoritos era el pangolín, pero al descubrir que no era tan grande como imaginaba, dejó de interesarle, sin perder su simpatía por él. Sin embargo, nunca pensó que muchos años después se convertiría  en una amenaza para su supervivencia.
Otro animal que adoraba, el puercoespín, es hoy el modelo de la cuarentena. Ya que en invierno se acercan entre sí para darse calor, pero guardando la distancia para no pincharse. Es la misma paradoja que vivimos hoy con el confinamiento, no podemos acercarnos, pero necesitamos de las relaciones humanas para sobrevivir. De lo que se concluye que no debemos comer pagolines y hay que imitar a los puercoespines.

  • Contesta las siguientes cuestiones sobre el texto:
  • ¿Qué quiere decir el autor cuando afirma que "Cuando me enteré del tamaño del pangolín fui perdiendo interés por él (me ha pasado también con seres humanos a los que empece admirando?
  • ¿Qué quiere decir el autor cuando afirma que "la socieda humana es como la de los puercoespines en invierno?
  • ¿Qué quiere decir el autor cuando afirma que "Es la paradoja de nuestra reclusión: las eidemias son males sociales y no se atajan sino dejando nosotros de serlo?

  • Reformulación léxica de lo siguientes enunciados:
  • Pero el bicho más simbólico para quienes vivimos en cuarentena es otro antiguo mío.
Sin embargo el animla modelo para todos los que estamos confinados se trata de otro de mis  favoritos.
  • Nunca pude imaginar que tantos años después volviese a mi vida como amenaza...
Jamás pude pensar que pasado mucho tiempo regresará a mi existencia como un peligro.
  • Análisis morfológico de los siguientes enunciados:
  • Según el sabio pesimista, la sociedad humana es como la de los puercoespines en invierno.
  • Aun veo el asombro de mi profesor de Ciencias Naturales cuando le informaba de que en África viven búfalos.

  • Análisis sintáctico de los siguientes enunciados:
  • Cuando me enteré del tamaño del pangolín fui perdiendo interés por él, aunque le guardo cierto simpatía.
  • Procuran arrimarse unos a otros para darse calor, pero si se acercan demasiado se pinchan con las puás y deben guardar sus distancias.


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