Resúmenes de los temas de literatura que entran este año en la EBAU 2021-2022 en la Comunidad Autónoma de Asturias
Novela
Ø Novela española de preguerra. Pío Baroja.
Ø La novela de Fin de Siglo
En los primeros años del
siglo XX, la novela vive un proceso de ruptura, expresión de la crisis social,
política e ideológica que sacude a la civilización burguesa. El modelo de la novela
realista no parece adecuado para reflejar las convulsiones de la época. Así, en
1902 se publican en España cuatro novelas que certifican la superación del
realismo y marcan el inicio de una renovación novelística: Amor y pedagogía
de Miguel de Unamuno; Camino de perfección, de Pío Baroja; La
voluntad, de Azorín; y Sonata de otoño cómo de Ramón María Del Valle-Inclán.
En estas obras están
definidas las características de la nueva narrativa finisecular:
·
Introspección. Las
novelas de fin de siglo están protagonizadas, con frecuencia, por seres
abúlicos y desorientados, que experimentan una crisis vital y reflejan, en
muchos casos, las propias inquietudes del autor. Estos relatos presentan, en
general, protagonistas masculinos - Andrés Hurtado en El árbol de la ciencia,
Augusto Pérez en Niebla-, cuyo conflicto interior constituye el eje del
relato.
·
Simbolismo. Los
personajes son expresión de la crisis de la sociedad burguesa y, en particular,
de la decadencia de España.
En las novelas de Fin de Siglo,
el elemento narrativo se debilita a favor de la reflexión, y los relatos
resultan mucho más breves, fragmentarios y desestructurados. Esto va acompañado
de un deseo de renovación estilística, que oscila entre las frases cortas y el
estilo anti retórico de Baroja, y la prosa musical y preciosista De Valle-Inclán.
Ø Autores y obras más destacadas
·
José Martínez Ruiz,
Azorín (1873-1967). El tema fundamental en sus obras es el tiempo, con el que
se relacionan otros: el tiempo como repetición, la literatura como fuente de inspiración,
la reivindicación de los pequeños detalles y la ausencia de acción.
Destacan sus cuatro
primeras novelas, caracterizadas por el uso de material autobiográfico (Diario
de un enfermo y la trilogía protagonizada por Antonio Azorín -La voluntad,
Azorín y Confesiones de un pequeño filósofo-), así como la colección
de artículos, fusión de ensayo y cuento, Castilla.
·
Miguel de Unamuno (1864-1936).
la novela es, para Unamuno, cauce de expresión de problemas filosóficos y
existenciales. El eje de toda su producción literaria es el ansia de
inmortalidad; en concreto, el conflicto entre el impulso religioso y la razón,
que tiene como consecuencia una fe agónica. Otra constante temática,
relacionada con la anterior, es la obsesión unamuniana por la paternidad y la
maternidad como forma de sobrevivirse.
Entre sus novelas
destacan Niebla, San Manuel Bueno, mártir, o Abel Sánchez,
en las que predomina el conflicto interior de los personajes, la opción se
vuelve esquemática y abundan los diálogos y los monólogos.
·
Ramón María del Valle-Inclán
(1866-1936). Su producción novelística se organiza en cuatro bloques: las
Sonatas (máxima expresión de la prosa modernista), la trilogía sobre la
guerra carlista, Tirano Banderas (que inaugura la novela de dictadores,
de amplio desarrollo en la narrativa hispanoamericana del siglo XX) y la serie
inconclusa El ruedo ibérico (en la que se proponía contar la historia de
España desde la caída de Isabel II con una óptica esperpéntica).
·
Pío Baroja (1872-1956)
El tema principal de su
obra es la protesta contra la sociedad, a la que critica por sus conductas
hipócritas, sus injusticias y su aburguesamiento. Baroja manifiesta una actitud
crítica y sincera en sus ideas, aunque también muestra compasión por lo
marginal. Frente al aburguesamiento,
encuentra como única salida la acción. La consecuencia de esta actitud será la
división de sus novelas en dos grupos:
·
Novelas de pensamiento:
expresan su escepticismo absoluto por los aspectos religiosos y éticos del
hombre, reflejado en unos personajes tristes, descontentos, sin esperanza en el
futuro. Destacan Camino de perfección (1902), su protagonista, Fernando
Ossorio, oscila entre los períodos de sufrimiento y los estados de abulia.
Abrumado por obsesiones místicas y eróticas, dudas e inquietudes, decide huir
del ambiente decadente e infernal en el que se desenvuelve. El viaje emprendido
condiciona su evolución psicológica, y finalmente, alcanza la plenitud vital en
tierras levantinas.
El árbol de la ciencia (1911)
refleja la desesperanza moral y la desorientación de la España de la época. La
novela narra la vida de Andrés Hurtado hasta su suicidio. Como otros personajes
barojianos, Andrés Hurtado fracasa en la vida a causa de una voluntad
desorientada. Posee un pesimismo implacable y es incapaz de adaptarse a las
circunstancias pese a todos sus esfuerzos.
La busca (1904)
forma parte de una trilogía titulada La lucha por la vida. La historia se
centra en la caída del protagonista, Manuel en el mundo de la delincuencia y en
sus andanzas por las afueras de la ciudad. En el mundo de Manuel, la ciudad se
ve como lo ajeno. Los personajes entran cuando pueden, pero para volver a las
barriadas. Al final, Manuel decide abandonar la golfería y entrar en la ciudad
por el camino del trabajo.
·
Las novelas de acción.
Muchas de sus novelas son un cúmulo de sucesos y episodios en los que la
aventura constituye el argumento central. Las novelas de acción principales son
Zalacaín el aventurero (1909), Las inquietudes de Shanti Andía (1911) y las
novelas de Memorias de un hombre de acción.
Formalmente sus novelas
se basan en la espontaneidad y el antirretoriciscmo. Nacen del rechazo de una
estructura previamente definida. En su estilo predominan los párrafos cortos y
el léxico claro y sencillo, con presencia de coloquialismos.
La sintaxis es sencilla,
sobre todo en los diálogos, empleados con frecuencia, y en los que se reproduce
con gran acierto la lengua convencional. Las descripciones son fugaces,
nerviosas. Los personajes son descritos de un modo rápido pero expresivo, y reflejan
las impresiones del autor.
·
La novela novecentista
Los novelistas más
destacados de la generación del 14 son:
·
Ramón Pérez de Ayala
(1880-1962). Su obra narrativa, contaminada por el ensayo y con constantes
digresiones filosóficas, se considera un ejemplo de novela intelectual. Se
organiza en tres grupos: la tetralogía autobiográfica protagonizada por Alberto
Díaz de Guzmán (Tinieblas en las cumbres, AMDG, La pata de la raposa
y Troteras y danzaderas); 3 novelas poemáticas que tienen como tema la
educación o el caciquismo; y un último grupo de obras constituido por Belarmino
y Apolonio, Tigre Juan y el Curandero de su honra.
·
Gabriel miró (1879-1930).
Su narrativa constituye el paradigma de la novela descriptiva o formalista. Se
caracteriza por la captación de atmósferas a través de descripciones minuciosas,
llenas de referencias sensoriales. Destacan títulos como Las cerezas del
cementerio o El obispo leproso.
·
Ramón Gómez de la Serna
(1891-1963). Escribió varias novelas libres, en las que el argumento es sustituido
por digresiones sobre cualquier tema. sus relatos no muestran interés por la
psicología de los personajes y dejan paso a juegos, greguerías y exhibiciones
de humor e ingenio. Destacan Cinelandia y El torero Caracho.
Narrativa de posguerra: novela existencial,
social y experimental. Miguel
Delibes y Camilo José
Cela.
·
Novela existencial
Las dos corrientes
principales en la novela de los años 40 son la novela existencial y la novela
tremendista.
·
La novela existencial. Como
respuesta al triunfalismo de los vencedores, en la primera posguerra algunas
obras reflejan una realidad asfixiante, En la que se impone la sensación de
fracaso. No hay en ellas crítica política ni social, sino más bien una
desesperanza antropológica, una angustia individual, marcada por la experiencia
de la muerte. Las novelas más destacadas de esta corriente son Nada
(1944), de Carmen Laforet; y La sombra del ciprés es alargada (1948), de
Miguel Delibes.
·
Novela tremendista. Se
trata, en realidad, de una manifestación extrema de la novela existencial.
Reflejo de la misma angustia y desolación, en él tremendismo se acentúan la
atrocidad y la violencia. Son frecuentes los episodios brutales y truculentos,
que remiten a elementos de la tradición literaria como la picaresca, el naturalismo
o el esperpento de Valle Inclán. La novela paradigmática de esta tendencia es La
familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela.
·
Novela social
La novela en los años 50. Los
autores de los cincuenta se sitúan en la tradición del realismo. Incorporan temas
sociales, Superando el individualismo existencia lista de los 40. La novela pionera
de esta tendencia es La colmena, de Camilo José Cela, retrato de la vida
cotidiana En Madrid durante dos días de diciembre de 1942. En este relato destacan
el protagonismo colectivo, el fragmentarismo y el contrapunto (el discurso está
dividido en 215 fragmentos a lo largo de los cuales un narrador en tercera
persona desarrolla varias líneas argumentales simultáneas).
·
Temas.
Partiendo del compromiso, abordan las penosas condiciones de vida de la gente
corriente en la España de la época, con voluntad de denuncia.
·
Técnicas narrativas. La
técnica principal es el objetivismo (transcripción imparcial de los sucesos a
la manera de una Cámara cinematográfica).
·
Principales autores. Los
autores pueden agruparse en dos subconjuntos: los pertenecientes al realismo
social, con un compromiso político explícito (La piqueta, de Antonio Ferres;
La zanja, de Alfonso Grosso; Central eléctrica, de Jesús López
Pacheco). Los neorrealistas, con un mayor interés por las cualidades estéticas
de sus obras (Los Abel, De Ana María Matute; el fulgor y la sangre coma
de Ignacio Aldecoa; entre visillos, de Carmen Martín Gaite). La obra
fundamental es El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio, máxima expresión
del objetivismo punto y seguido cuenta la historia de un grupo de jóvenes qué
pasa el día junto al río Jarama; la banalidad de sus vidas contrasta con el
accidente mortal con el que se cierra el relato.
Ø La novela experimental
A principios de los años 60
se produce un movimiento de renovación asentado sobre tres principios: el arte
no debe estar supeditado a la política, la pretensión de objetividad debe
superarse para reflejar la conciencia del sujeto y es preciso conferir un rango
artístico a la prosa narrativa. En la novela experimental encontramos las
siguientes características:
·
Subjetivismo. La
indagación en la realidad española se realiza a través de personajes
fuertemente individualizados, sumidos en una crisis de identidad; esto se
traduce en el uso del monólogo interior o el tu autorreflexivo.
·
La sustitución del
capítulo como unidad estructural por secuencias o párrafos.
·
La creación de espacios
simbólicos o míticos.
·
La inclusión de
materiales diversos (informes, rótulos, anuncios...), y técnicas como el
desorden cronológico o las licencias ortográficas y tipográficas.
·
La voluntad de renovación
estilística, que se manifiesta en el empleo de abundantes recursos expresivos (metáforas
y símiles sorprendentes, hipérboles, hipérbatos...) o de un léxico inusual,
cuajado de terminología científica, neologismos o cultismos.
Las obras fundamentales
son Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, en la que un joven médico sumido
en la desorientación existencial ve truncado su futuro por la penosa realidad
del país; Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes, largo soliloquio de
una mujer frente al cadáver de su marido; Volverás a región, De Juan
Benet; Señas de identidad, De Juan Goytisolo; Antagonía, de Luis
Goytisolo; La saga / fuga de J. B., de Torrente Ballester; o Si te
dicen que caí, de Juan Marsé.
Ø Camilo José Cela (1916-2002)
Con su
novela La familia de
Pascual Duarte (1942). Esta novela se relaciona con la novela
picaresca, presenta la autobiografía de un condenado a muerte. El protagonista
dirige su confesión a un amigo de su última víctima y le pide perdón. Al final
de la obra se incluyen dos cartas en las que se informa de que Pascual fue
ejecutado.
Pascual Duarte, de baja
clase social y escasa cultura, selecciona de su vida los momentos que considera
significativos de acuerdo con la finalidad que se ha propuesto: justificar su
conducta explicando todas las desgracias que ha padecido en un destino marcado
por la fatalidad.
El ambiente rural de la
España anterior a la Guerra Civil y la circunstancia familiar en la que crece
Pascual se caracterizan por la pobreza, la crueldad y la brutalidad. Su relato
está presidido por la violencia: la de las escenas en su hogar y la de las
acciones que él ha cometido: la muerte de dos animales y de varias personas,
entre ellas su madre y su esposa.
Dentro del realismo
social se encuadra su novela La colmena (1951). Destaca su carácter
testimonial del Madrid de posguerra. En esta novela se describe la vida de unos
personajes marcada por las privaciones, la miseria material, moral y social, la
falta de ideales, el miedo y la impostura.
La novela se incluye
dentro del objetivismo, aunque el narrador en tercera persona interviene de
forma constante, opina y enjuicia con ironía y sarcasmo.
La obra destaca por su
protagonista colectivo (más de doscientos personajes de distintos sectores
sociales, sobre todo de la pequeña burguesía; por su estructura en secuencias
de acciones, en las que predomina el diálogo y por el tiempo reducido de la
historia, solo tres días.
En los diálogos, que
reproducen el habla coloquial madrileña, caracterizan a los personajes,
vulgares, conformistas y derrotados, bridan información sobre la vida cotidiana
de la época.
Las secuencias se distribuyen
en seis capítulos y un final y no siguen un orden cronológico. En las
secuencias se relatan trozos de la vida de distintas personas relacionadas por
el espacio (como el café de doña Rosa), por lazos familiares, por asociaciones
temáticas o por el joven poeta Martín Marco.
Los temas más importantes
de la obra son la pobreza y el sexo, constantemente presente porque es una
salida de la miseria y además permite evadirse del aburrimiento en la gris,
hambrienta, sórdida realidad del Madrid de la posguerra: “ese sepulcro, esa
colmena…”.
También cultivó la novela
experimental con títulos como San Camilo, 1936; Oficio de tinieblas, 5.
En la última etapa de su vida obtuvo numerosos premios (el Príncipe de Asturias
en 1987, el Nobel en 1989, el Cervantes en 1995), que refrendan el valor
indiscutible de su obra.
Ø Miguel Delibes (1920-2010)
Miguel Delibes se inicia
en la novela existencial con obras como: La sombra del ciprés es alargada (1947).
Es una novela primeriza, aun vacilante, pero en la que ya aparecen dos de los
grandes temas de Delibes, la muerte y la infancia. Pedro es un niño huérfano
que es acogido y educado por un maestro con una concepción muy pesimista de la
vida. Pedro intentará escapar de ese pesimismo adquirido. Sin embargo, conoce
una mujer de la que se enamora y termina abandonando, ya que no puede escapar
ni cambiar las normas rígidas en las que ha sido educado.
En su segunda etapa, iniciada
con su obra El camino (1950), se inicia la corriente del realismo
social, desgarrado y amargo, en un ambiente rural que estará presente en muchas
de sus obras (Diario de un cazador, 1955).
Mi idolatrado hijo Sisí (1953) y
La hoja roja (1959) se desarrollan en espacios urbanos y en ellas
critica a la burguesía provinciana y el aislamiento en el que vive.
En Las ratas (1962),
el protagonista es Nini, un niño que caza ratas para sobrevivir, e intenta
rebelarse contra el mundo sórdido en el que vive.
Su novela Cinco horas
con Mario (1966) se incluye dentro de la novela experimental. En ella narra
el largo monólogo de Carmen ante el cadáver de su marido, Mario. El fracaso
matrimonial, las frustraciones personales, la religiosidad superficial, la
defensa del orden establecido, los convencionalismos burgueses, la opresión o
la discriminación de la mujer de la época son algunos de los temas tratados,
todo ellos con un lenguaje directo, a veces coloquial y familiar, en ocasiones
tópico y reiterativo, con abundantes frases hechas.
Parábola del náufrago (1969).
La novela es una sátira contra la sociedad de consumo, el culto a la
personalidad, la crueldad, la crisis de los derechos humanos, etc.
Otras obras suyas son El
príncipe destronado (1973), rememoración de su infancia. Los santos
inocentes (1981); de ambiente rural, supone una denuncia de las oligarquías
terratenientes. Señora de rojo sobre fondo gris (1991); historia de un
amor en carrera desenfrenada hacia la muerte. La novela se convierte en elegía
con la sobrecogedora semblanza de una mujer. El hereje (1998): novela
histórica, ambientada en el siglo XVI, en defensa de la libertad y la tolerancia
religiosa.
En 1973 ingresó en la
Real Academia Española y recibió Premios importantes como el Príncipe de
Asturias en 1982, y el Cervantes, en 1993.
Ø La novela del exilio: características, autores y obras. Ramón J. Sender
y Max
Aub.
Ø La novela del exilio: características, autores y obras.
La mayor parte de los
narradores contemporáneos de la Generación del 27 parten al exilio tras la
guerra civil. Es el caso de Arturo Barea, Rosa Chacel, Ramón J Sender coma Mas Aub
Francisco Ayala. Dos son los ejes temáticos de su producción:
ü las causas, el desarrollo y las secuelas de la Guerra Civil. La guerra
será el asunto central de obras como Réquiem por un campesino español,
de Ramón J. Sender, la serie El laberinto mágico, de Mas Aub; o la
colección de cuentos La cabeza del cordero, de Francisco Ayala.
ü La reflexión autobiográfica. Enel desarraigo del exilio, los autores
sienten la necesidad de dar testimonio de su propia vida. Abundan, así coma las
autobiografías -Automoribundia (1948), de Ramón Gómez de la Serna; La
arboleda perdida (en tres volúmenes; el primero, de 1959), De Rafael
Alberti; Desde el amanecer (1972), de Rosa Chacel- y las novelas
autobiográficas -la serie Crónica del Alba, de Ramón J. Sender; o la
trilogía La forja de un rebelde, de Arturo Barea-.
Francisco Ayala. Su
narrativa en el exilio se distingue por el tono reflexivo de su prosa, en la
que prevalece una visión crítica, satírica y pesimista del ser humano. Destacan
sus libros de relatos, entre los que sobresale La cabeza del cordero (1949),
y las novelas Muertes de perro (1958), en la que critica los regímenes
dictatoriales, y El fondo del vaso (1962), censura de la corrupción de la alta
burguesía. A lo largo de toda su obra Ayala ha mostrado un especial cuidado por
el estilo y el lenguaje.
Otras obras suyas son La
calle de Valverde (1961), sobre el Madrid durante la dictadura de primo de
Rivera, y La gallina ciega (1971), crónica de la realidad española en
los últimos años del franquismo.
Por último, entre las novelas
de tema americano destaca Epitalamio del Prieto Trinidad (1942), que
narra con gran crudeza una sublevación de presos en una cárcel del Caribe.
Rosa Chacel (1898-1995). En el exilio
publicó unas cuantas novelas realistas, de estilo muy cuidado y ritmo lento. No
tratan temas sociales, ni siquiera la Guerra Civil, sino que se centran en el
minucioso análisis psicológico de los personajes femeninos. Destacan Teresa
(1941), basada en la vida de la amante de Espronceda, y Memorias de Leticia
Valle (1946), que narra el despertar de amoroso de una adolescente.
Ø Ramón J. Sender (1901-1982).
Este escritor aragonés
cuenta con una producción novelística anterior a la Guerra, de denuncia social:
Imán (1930), que cuenta la desastrosa intervención militar española en
Marruecos. Siete domingos rojos (1932) novela documental que refleja la
vida de los militantes anarquistas. MR Witt en el cantón (1935), novela
histórica que se basa en la sublevación federalista de Cartagena durante la
Primera República (1873).
Después de la contienda,
escribe una extensa obra en la que se encuentran manifestaciones de variadas
tendencias y temas: narraciones realistas, alegóricas, históricas,
autobiográficas, misceláneas. Destacan tres grandes temas: la evocación
autobiográfica, la Guerra Civil y la América española. Crónica del Alba (1942-1966).
Esta serie está constituida por nueve novelas autobiográficas en las que se
cuenta la historia de José Garcés desde su infancia y juventud inconformista
hasta que, Recluido en un campo de concentración en el sur de Francia tras la
derrota republicana en la guerra civil cómo decide escribir su historia. De
este conjunto narrativo destaca la primera novela, cuyo título da nombre a la
serie: un relato de aprendizaje en el que Garcés evoca lírica mente su primer
amor.
Una de sus obras más célebres
es Réquiem por un campesino
español (publicada en 1953
con el título de Mosén Millán) es considerada su obra maestra.
Mosén Millán, párroco de un pueblecito de Aragón, se dispone a celebrar una
misa de réquiem en memoria de Paco el del Molino, asesinado por los fascistas
un año antes, en los primeros días de la guerra. Mientras espera a los
asistentes, recuerda lo sucedido, con una mezcla de culpa, resignación y
necesidad de auto justificación: fue él quien reveló donde se escondía Paco, y
quien convenció a este de que se entregara, con la promesa de que le harían un
juicio justo. La novela -narrada en tercera persona, pero desde el punto de
vista de Mosén Millán- reflexiona sobre la barbarie y el cainismo hispánico, así
como sobre la actitud de la Iglesia durante el conflicto.
Ø Max Aub (1903-1972)
Es considerado uno de los
más importantes narradores españoles. Destaca por la extensión de su obra, que
incluye novelas y relatos cortos, y por su diversidad estética: vanguardismo,
realismo tradicional o testimonial, y experimentalismo.
Su producción más
considerada es la serie sobre la Guerra Civil y sus consecuencias que
lleva por título El laberinto mágico, formado por seis novelas -Campo
cerrado (1943), Campo abierto (1951), Campo de sangre (1945),
Campo francés (1965), Campo del Moro (1963) y, la más celebrada, Campo
de los almendros (1968) -y más de veinticinco cuentos que conforman un
ambicioso fresco de la Guerra Civil española. El relato de los sucesos de la
guerra -el horror del frente, las atrocidades perpetradas sobre la población
civil, el hambre, las delaciones- se combina con una indagación en las causas
del conflicto: el radicalismo («este no es país de Salomones»), la falta de cultura
cívica («el español es justiciero y enemigo de las leyes») o el peso del
catolicismo («El catolicismo, he aquí el enemigo. No por el clero ni el lujo ni
el arte: por tener al hombre en tan poco»).
Aub incorpora estrategias
narrativas novedosas, en sintonía con la novela europea del primer tercio del
siglo XX: el monólogo interior, los diálogos sin narrador (Campo francés
presenta la estructura de un guion cinematográfico), la multiplicación de
puntos de vista, el contrapunto o la inclusión metaliteraria de la voz del
autor.
Ø
La
narrativa española de la democracia: características, autores y obras. Juan
Marsé y Antonio Muñoz Molina.
Entre finales de los 60 y
la primera mitad de los 70, una serie de escritores, educados y formados
durante el franquismo, comienza a escribir. Son la generación del 68 (El Mayo
francés), del 66 (por la Ley de Prensa de dicho año) o del 75 (el fin de la
dictadura).
Estos autores que comienzan
a escribir en torno al final de la dictadura vuelven, en general, a cierto
realismo, con un nuevo interés por la historia (aunque encontraremos algunos
intentos de experimentación). La influencia de los medios de comunicación se
puede rastrear en su obra. La variedad en estos autores abarca desde los temas,
ala estilística y los géneros que frecuentaran. Los principales autores son:
ü Manuel Vázquez Montalbán (1939- 2003). Reavivó el género policiaco al
estilo americano con la serie dedicada al detective Pepe carvallo (Yo maté a
Kennedy, 1972; Los mares del sur, 1979; La rosa de Alejandría,
1984).
ü Eduardo Mendoza (1943). La verdad sobre el caso Savolta (1975)
Continúa con el experimentalismo al unir la intriga tradicional con las
técnicas experimentales, mezclando diversos géneros y estilos: folletín,
parodias de diversos estilos (periodístico, judicial...), con recortes breves
aparentemente inconexos... continuará con obras paródicas y humorísticas del
género policiaco como El misterio de la cripta embrujada (1978) o El laberinto
de las aceitunas (1982).
ü Juan José Millás (1946). Hace su aparición en 1975 con una obra muy
influenciada por Cortázar y el experimentalismo, Cerbero son las sombras,
a la que siguen Visión del ahogado (1977), o El desorden de tu nombre
(1988).
ü José María Merino (1941). Conjuga en sus relatos el gusto por narrar
con la experimentación técnica en Novela de Andrés Choz (1976) y El
caldero de oro (1992), relato de un tiempo mítico que sirve de amarga
denuncia del desarraigo de la España rural.
A partir de los años 80 y
hasta la actualidad, Se acentúa el abandono del experimentalismo y el cultivo
de una novela interesada por incluir preocupaciones culturales así como una
reivindicación de las intriga, la historia, lo fantástico y lo psicológico.
Aunque ha predominado la
variedad de formas narrativas, la crítica, en un intento de sistematizarlas, ha
establecido los siguientes modelos:
ü Novela especular o metanovela. La narración se convierte en una
reflexión sobre el proceso de escritura de la propia novela. Destacan autores y
obras como: Luis Landero (Juegos de la edad tardía, 1989), Juan José Millás
(El desorden de tu nombre, 1988).
ü Novela de intriga o policiaca. Se encuadran dentro de esta tendencia
autores como Antonio Muñoz Molina (Beatus Ile, 1986; Beltenebros,
1989; El invierno en Lisboa, 1987); Arturo Pérez-Reverte (El maestro
de esgrima, 1988; La tabla de Flandes, 1990; o La carta esférica,
2000); Lorenzo Silva (creador de la pareja de guardias civiles, el teniente Bevilacqua
y la sargento Chamorro en El alquimista impaciente, 2000; La niebla y
la doncella, 2002).
ü Novela histórica. Se puede citar a autores como Arturo Pérez Reverte (Cabo
Trafalgar, 2004; El asedio, 2010), Eduardo Alonso (Palos de ciego,
1997).
ü Novela de autoficción. Se caracteriza por utilizar la vida real del
escritor como materia novelable. En estos relatos autobiográficos se difumina
la frontera entre realidad y ficción: Javier Cercas (Soldados de Salamina,
2001), Javier Marías (Negra espalda del tiempo, 1998).
ü Novela lírica y estilística Existe una gran preocupación por la forma
y el lenguaje sugerente, Julio Llamazares (La lluvia amarilla, 1988),
Luis Mateo Díez (La fuente de la edad, 1986).
Las escritoras serán más
visibles en esta época que en anteriores gracias al cambio operado en esta
nueva sociedad, más aperturista. Algunas de ellas son, por ejemplo, Rosa
Montero (Te trataré como a una reina, 1983; Bella y oscura, 1993),
Soledad Puértolas (Queda la noche, 1989; Días del Arenal, 1992), Almudena
grandes (Las edades de Lulú, 1989; Malena es un nombre de tango,
1998; El corazón helado, 2007).
Ø Juan Marsé (1933- 2020)
Premio Cervantes (2008). Empezó
su carrera dentro del realismo objetivo con Encerrados con un solo juguete
(1960). Su novela Últimas tardes con Teresa (1966) se inscribe en la
tendencia renovadora; la novela narra, entre varios sucesos, las relaciones
sentimentales entre una joven de la alta burguesía catalana y un chico
murciano, pobre y delincuente, a quien ella cree un obrero concienciado. La
novela crítica el progresismo superficial y afectado de cierta juventud
universitaria. Sobresalen el uso de la ironía, la parodia y la hipérbole, así
como la variedad de registros.
La oscura historia de la
prima Montse (1970), dentro de la misma tendencia, critica
también la conducta de la burguesía; y con Si te dicen que caí (1973),
la obra de mayor experimentación narrativa de Marsé, retrata la sociedad
sórdida y miserable de la primera posguerra.
Otras obras suyas son un
día volveré (1982), El amante bilingüe (1990), el embrujo de Shanghai (1993), o
rabos de lagartija (2000).
Ø Antonio Muñoz Molina (1956)
Beatus ille (1986),
primera obra De Antonio Muñoz Molina, se sitúa en el territorio imaginario de Mágina,
trasunto de su Úbeda natal, que vuelve a aparecer en El jinete polaco (1991),
Sefarad (2001) o El viento de la luna (2006). En la narrativa del
autor encontramos algunos temas y rasgos formales característicos.
ü Preocupación ante el fanatismo y la injusticia. Esta dimensión ética
se refleja especialmente en sus numerosos artículos periodísticos, en su ensayo
Todo lo que era sólido (2013) y en novelas como Sefarad -sobre
las diferentes formas de exilio y desarraigo en la Europa del siglo XX,
devastada por los totalitarismos- o La noche de los tiempos (2009) -sobre
el clima de radicalización que precedió a la guerra civil y la disyuntiva vital
de quienes optaron por el exilio-.
ü Reelaboración de sus géneros narrativos. Algunas de sus obras -El
invierno en Lisboa (1987), Beltenebros (1989) o Plenilunio (1997)-presentan
personajes o situaciones propios de la novela policiaca y del cine negro.
ü Incorporación de elementos autoficcionales o autobiográficos. Así
ocurre en El viento de la luna o Ardor Guerrero (1995) -en las
que el autor evoca su adolescencia y el servicio militar- o en Como la
sombra que se va (2015), donde reconstruye la vida de James Earl Ray,
asesino de Martin Luther King, a la vez que rememora el viaje en busca de sí
mismo que realizó a Lisboa en 1987 para terminar El invierno en Lisboa.
ü Estilo minucioso y descriptivo, con amplios periodos oracionales, en
el que se aprecia la influencia de Marcel Proust.
En el jinete polaco, el
narrador, un traductor llamado Manuel, entabla una apasionada relación con
Nadia, una neoyorquina de origen español. En el apartamento de esta, Manuel
recupera la historia de sus antepasados y de los habitantes del entorno de Mágina,
marcado por las heridas de la guerra, hasta desembocar en el relato de su
infancia y adolescencia.
Ø La novela y el cuento hispanoamericanos en la segunda mitad del siglo
XX. Características, autores y obras. Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa y
Gabriel García Márquez.
A finales de los años
cincuenta y durante la década de los sesenta se produce una eclosión de la narrativa
hispanoamericana conocida como el boom. Aunque cada autor desarrolla un estilo
personal e inconfundible, resumiremos a continuación algunas características compartidas.
- La
problemática existencial. La incomunicación, el desarraigo
o la desazón metafísica avocan a personajes como Horacio Oliveira (Rayuela
[1963], de Julio Cortázar) o Juan Pablo Castel (El túnel, [1948],
de Ernesto Sábato) a una angustia permanente. Con frecuencia la indagación
existencial se combina con la reflexión sobre la realidad sociopolítica (La
región más transparente [1958], de Carlos Fuente; Sobre héroes y
tumbas [1961], de Ernesto Sábato; o Conversación en La Catedral [1969],
de Mario Vargas Llosa) es una exploración sobre las relaciones entre los
procesos colectivos y las existencias individuales.
- El
predominio de la ambientación urbana. Frene a la omnipresencia
de la naturaleza en la narrativa anterior, la mayor parte de estas novelas
se desarrollan en la ciudad: Paris y Buenos Aires (Rayuela); Lima (La
ciudad y los perros [1963], de Mario Vargas Llosa) y México D. F. (La
región más trasparente).
- La
figura del dictador. Las dictaduras han sido una constante
histórica de la realidad política hispanoamericana. Con el antecedente de
Tirano Banderas, de Valle-Inclán, numerosas novelas de este período
retratan críticamente la figura del dictador. Entre ellas podemos citar El
señor presidente (1946), de Miguel Ángel Asturias; Yo, el Supremo
(1974), de Augusto Roa Bastos, El recurso del método (1975), de
Alejo Carpentier; El otoño del patriarca (1975), de García Márquez.
- El
realismo mágico. En estas novelas es frecuente la inserción
de elementos fantásticos, legendarios o míticos en la vida cotidiana de
los personajes, que asumen lo portentoso con naturalidad. Este particular
tratamiento de los hechos, distinto de la mera inclusión de elementos
irracionales propia de la literatura fantástica, recibe el nombre de
realismo mágico. El reino de este mundo (1949) de Alejo Carpentier
(en cuyo prólogo acuña la expresión «lo real maravilloso”) y, en general,
la narrativa de García Márquez constituyen ejemplos de este enfoque.
- El
uso de técnicas narrativas propias de la novela experimental. La
preocupación formal se traduce en la incorporación de las nuevas estrategias
narrativas que venían desarrollándose en la novela occidental desde principios
del siglo XX. Se aprecia, así, la influencia de los grandes renovadores de
la narrativa europea (Proust, Joyce, Kafka) y, especialmente, del norteamericano
William Faulkner.
Algunas de las estrategias
narrativas empleadas por los autores del boom son las siguientes:
- Alternancia
de personas narrativas.
- Desorden
cronológico y multiplicación de puntos de vista.
- Monólogo
interior.
- Solapamiento
de diálogos que transcurren en espacios y tiempos diferentes.
Ø Utilización del discurso ininterrumpido y el fragmento o secuencia de extensión
variable en sustitución de unidades estructurales como el párrafo o el capítulo.
Ø La narrativa posterior al boom
Las principales líneas de desarrollo son la
fusión de géneros (muchos títulos se sitúan en la frontera entre la ficción, el
ensayo, el libro de viajes y el reportaje), la literatura del yo (autobiografía
coma diario, autoficción), la novela intimista, postmoderna (que incorpora
elementos de la cultura popular o indaga en identidades marginales), policiaca
y de contenido político-social.
Destaca la obra de Roberto Bolaño, autor de dos
de las novelas más influyentes de la narrativa reciente: Los detectives salvajes
y 2666, de estructura detectivesca, en las que son recurrentes motivos
como el desierto, el viaje y la violencia.
Ø Julio Cortázar (1914-1984)
La obra narrativa de
Julio Cortázar (argentino, 1914-1984) se compone de relatos breves y de
novelas. Sus cuentos son verdaderos juegos de ingenio y de imaginación; el
autor nos sumerge en un mundo inquietante, en los que realidad y ficción se
mezclan. El estilo de su prosa se caracteriza por la musicalidad, por el ritmo
fluido de sus oraciones, por la originalidad de sus metáforas y por su
transparencia. Entre los diversos títulos de relatos destacan Bestiario
(1951), Las armas secretas (1958), Historias de cronopios y de famas
(1962) o Queremos tanto a Glenda (1982).
Entre sus novelas sobresale Rayuela (1963). Se
trata de una novela que se organiza como un rompecabezas. El objetivo de
Cortázar es describir el absurdo de la realidad que percibimos. En la novela se
puede hacer una lectura lineal de los 56 capítulos que abarcan las dos primeras
partes: Del lado de allá y del lado de acá, o se puede hacer una lectura desordenada
siguiendo un el itinerario determinado por un tablero de dirección que figura
al inicio de la obra. Esta lectura incluye una tercera parte, De otros lados,
compuesta de otros noventa y nueve capítulos.
EL fragmentarismo, la
despreocupación por la ortografía y la mezcla de formas de expresión de un modo
paródico son sus principales recursos.
Ø Gabriel García Márquez (1928-2014)
Premio Nobel de Literatura
en el año 1982. Su obra transcurre en gran parte en el mundo de Macondo, un
espacio geográfico inventado, inspirado en la realidad colombiana, en la cual
se confunden los límites entre la realidad y la ficción. Los sucesos, los
personajes y el universo literario en el que se mueven nacen de la experiencia
vital del autor. Pero García Márquez los dota de una dimensión mítica y
poética, mediante un complejo tratamiento del tiempo, un lenguaje de gran capacidad
expresiva y un arte constructivo que fascina al lector.
En su obra cumbre, Cien años de soledad
(1967), García Márquez introduce la violencia humana, la naturaleza salvaje,
las guerras y la explotación junto a las supersticiones, las hechicerías y los
milagros con el fin de crear un marco mágico y humano para el tema de la obra:
el destino del ser humano. A ello se han de unir los recursos de repetición de
nombres, la narración desde una perspectiva histórica y la estructura circular.
En esta novela se
presenta la historia de siete generaciones marcadas por una profecía, el último
de los Buendía será un hombre con rabo de cerdo. Macondo, pueblo mítico situado
fuera del tiempo y del espacio, es el lugar en el que se suceden los Aurelianos
y José Arcadios Buendía, saga cíclica cuya desaparición, como la de Macondo,
estaba anunciada por el destino.
En otras obras
importantes continúa empleando elementos mágicos y fantásticos, aunque el
tratamiento es más tradicional, como en Crónica de una muerte anunciada
(1981) y El amor en los tiempos del cólera (1985). Entre sus últimos
libros figuran novelas como Del amor y otros demonios (1994); cuentos,
como Doce cuentos peregrinos, (1992); reportajes, Noticia de un secuestro
(1996); y memorias, Vivir para contarla, 2002).
Ø Mario Vargas Llosa (1936)
El novelista peruano toma
la realidad como tema de sus narraciones y se introduce en mundos míticos
sacados de su propia vida y del Perú. Estos temas aparecen en obras como La ciudad
y los perros (1963), cuya acción se desarrolla en un colegio militar de
Lima en el que el autor estuvo durante dos años. La casa verde (1966),
ambientada en la selva amazónica y en un modesto prostíbulo que marcó su
adolescencia, y Conversación en La Catedral (1969), novela que refleja
la realidad peruana en toda su degradación moral y política. En la obra,
Santiago y Ambrosio mantienen una conversación en un bar llamado La Catedral,
que sirve de hilo para cuatro historias estilísticamente independientes.
Santiago, hijo de un empresario colaboracionista con la dictadura del general Odría,
decide estudiar en la universidad de San Marcos, donde comprueba la persecución
y las represalias que sufren los opositores de la dictadura. Por otro lado, Ambrosio
se gana la vida como puede y prueba suerte con un viejo conocido de sus años de
infancia, Cayo Bermúdez, quien persigue cruelmente a los opositores y defiende
los intereses del general Odría.
En títulos posteriores
juega con diversos temas y modelos narrativos: la desmitificación de la utopía
revolucionaria en Historia de Mayta (1984); la trama sentimental con
elementos del folletín radiofónico en La tía Julia y el escribidor
(1977); la novela erótica en Elogio de la madrastra (1988); la novela
del dictador en La fiesta del Chivo (2000); el relato policíaco en ¿Quién
mato a Palomino Molero? (1986). En algunas de estas obras se incorporan, así,
rasgos propios de la novela posterior del boom.
Ø El cuento hispanoamericano
Ø El cuento en los años cuarenta y cincuenta
Destaca la aportación de
Jorge Luis Borges. A partir de 1930, escribe narraciones breves a las que denomina
genéricamente ficciones. Destacan sus libros de cuentos, como Historia
universal de la infamia (1935), Ficciones (1944), El Aleph
(1949) o El libro de arena (1975). Todas sus narraciones
repiten una serie de temas obsesivos: el mundo caótico y sin sentido, el
destino y la fatalidad, el mundo como laberinto, el paso inexorable del tiempo,
el tiempo cíclico, la imposibilidad de conocer el mundo y el carácter artificial
e ilusorio de la realidad.
Se caracterizan, además,
por una gran originalidad estructural. En sus relatos es constante la presencia
de mitos clásicos, símbolos, paradojas, juegos intelectuales y referencias
literarias. La propia literatura es un tema narrativo: el libro es una metáfora
del mundo, pues en él se encuentran las claves del universo. En lo formal,
consigue una redacción muy cuidada, plagada de referencias culturales.
Predomina el antirrealismo, no solo por la presencia de elementos fantásticos,
sino porque no describe ambientes ni imita la realidad inmediata
Son importantes las
narraciones de Juan Rulfo, autor de El llano en llamas (1953)
colección de quince cuentos en los que trata la dureza de la vida rural
mexicana en su primitivismo y su pobreza física y moral.
Alejo Carpentier con sus
tres relatos recogidos en Guerra del tiempo, donde trata el problema de
la imposibilidad de definir y dividir el tiempo.
Juan Carlos Onetti continúa
en sus relatos los temas básicos de sus novelas: personajes angustiados y
desesperanzados que deambulan en un mundo sórdido. Destaca Tan triste como
ella (1963).
Ø De los años sesenta a la actualidad
Los relatos cortos de los
narradores del boom han pasado en algunos casos inadvertidos debido a la
importancia de sus novelas.
·
Este es el caso de Gabriel García Márquez,
que se inicia en la producción narrativa con diez cuentos reunidos con el
título Ojos de perro azul. El coronel no tiene quien le escriba (1961)
y La mala hora (1962) que narran las consecuencias de las guerras
civiles; Los funerales de la Mamá grande (1962), sátira humorística del
caciquismo; Relato de un náufrago (1970), y el muy valorado La increíble y
triste historia de la cándida Eréndida y su abuela desalmada (1972), relato
en el que prevalecen la soledad y el miedo.
·
Julio Cortázar es uno de los grandes conocedores
y creadores del género. En sus relatos muestra, a veces bajo la influencia del
surrealismo, una realidad compleja que suele aparecer parodiada. Destacan Historias de cronopios y de famas (1962) y Todos los fuegos el fuego (1966).
·
Mario Benedetti refleja
en Montevideanos (1959) y La muerte y otras sorpresas (1968) las
circunstancias políticas de su país desde una postura comprometida con un lenguaje
sencillo coloquial.
·
Mención aparte merece el cuentista Augusto
Monterroso. Sus cuentos, auténticos microrrelatos, tienden a la máxima
condensación. Se considera que ha
escrito el relato más corto de la literatura universal: “Cuando despertó, el
dinosaurio todavía estaba allí”. Destaca su colección de cuentos La oveja
negra y demás fábulas (1969).
Desde los años setenta a
la actualidad, el cuento ha sido parte importante en la obra narrativa de
autores como Isabel Allende, Cuentos de Eva Luna (1989), o Alfredo
Bryce Echenique, Cuentos completos (1995).
Poesía
Fin de siglo y Modernismo (características, temas y autores). La
poesía de Antonio Machado (características, temas y obras).
Modernismo
El siglo XX comenzó con
el modernismo, actitud general de los artistas que reaccionaron contra una
civilización mercantilizada y vulgar.
Su iniciador en
Hispanoamérica fue José Martí, pero el movimiento alcanzó su cumbre con
Leopoldo Lugones y, sobre todo, con Rubén Darío, que se erigió en figura
deslumbrante y cimera.
Influencias
·
Parnasianismo. Los parnasianos aspiraron a
expresar la belleza, dejando al margen la intimidad del poeta y la crítica social.
La perfección formal –el arte por el arte- constituye la finalidad del poema.
·
Simbolismo. Los poetas simbolistas creían
que la palabra por sí misma no podía expresar el mundo. No se trataba, por
tanto, de nombrar la realidad, sino de sugerir mediante símbolos.
Los modernistas
reivindicaron la belleza frente a toda clase de vulgaridad:
·
Del romanticismo heredaron la expresión de
la subjetividad del poeta y la proyección de su estado de ánimo en la
naturaleza.
·
Su rebeldía se expresó mediante la
evasión. Buscaron lo exótico y se inspiraron en mitos de la antigüedad y de la
historia americana.
·
Los modernistas defendieron el
cosmopolitismo; pero ante la amenaza estadounidense reafirmaron también sus
raíces hispánicas.
·
La búsqueda de la belleza a través del arte
condujo a la renovación del lenguaje poético y de la métrica.
Temas
·
La evasión de la realidad. El poeta
modernista se refugia en mundos raros: lugares exóticos y épocas antiguas. Con
su imaginación y su palabra construyen palacios, jardines o castillos,
caballeros, princesas tristes, guerreros legendarios, ninfas, centauros. Y
viajan a lugares como Japón, París, Grecia.
·
La expresión de la intimidad. Rechazan el
Realismo. El mundo y el amor son vistos con ojos melancólicos. Hay un deseo de
plenitud que resulta irrealizable. Esta nostalgia y desasosiego se enmarcan en
paisajes otoñales o despoblados jardines crepusculares.
·
La musicalidad. Se traduce en el dominio
en el uso de la métrica. Prefieren los versos alejandrinos, el dodecasílabo o
el eneasílabo. En cuanto a las estrofas, buscan la variedad, modificando las
estructuras tradicionales o introduciendo estrofas innovadoras.
·
Uso de un léxico muy rico y escogido:
neologismos, voces desusadas, cultismos, para crear esa sonoridad. El color es
un elemento fundamental. Son abundantes las aliteraciones (vino de la viña de
la boca loca), sinestesias (caricia rosa, verso azul) e imágenes audaces (ir al
sol por la escala luminosa del rayo).
Autores y obras más destacados
·
Ruben Darío (1867-1916). Azul (1888), Prosas profanas (1896), Cantos
de vida y esperanza (1905)
·
Antonio Machado (1875-1939). Soledades, galerías y otros poemas (1917,
Campos de Castilla (1912 y 1917),
·
Manuel Machado (1874-1937). Alma (1900), El mal poema (1909), Cante
hondo (1912).
·
Miguel de Unamuno (1864-1936). El Cristo
de Velázquez (1920). Poesías (1907),
·
Juan Ramón Jiménez (1950-1958). A su etapa
modernista pertenecen obras como: La soledad sonora, Sonetos espirituales, Estío y
Platero y yo.
Antonio Machado (1875-1939)
Nació en Sevilla. En 1927
fue elegido miembro de la Real Academia Española. Al estallar la Guerra Civil,
se alió con la causa republicana. Al final de la contienda, emprendió el éxodo
de España que lo condujo al pueblo francés de Colliure, donde murió.
Creó una poesía de intensa
emoción y gran introspección.
Machado definió la poesía
como el “diálogo del hombre con su tiempo”. El pensamiento poético parte de la
intuición vivida, temporal, a diferencia del pensamiento lógico, que se basa en
conceptos.
El tiempo se erige en uno
de los grandes temas machadianos: los otros –el sueño y el amor- tienen una
raíz común: la preocupación por lo temporal.
El sueño es la única
forma de conocimiento. En los sueños, el hastío es la nota emocional
predominante. Además del hombre, también sueña la naturaleza como proyección
del propio poeta.
El amor. En su obra hay
poco erotismo. La mujer aparece de forma etérea, como pura ensoñación. En su
poesía se incorporan amargas alusiones a la falta de amor, que se entrevé como
causa de su tristeza, junto a la idea de que ha pasado ya su oportunidad.
Soledades, galerías y otros poemas (1903) Expresa sentimientos universales:
la soledad, el anhelo de trascendencia, la angustia por el paso del tiempo y la
muerte… por medio de elementos del paisaje que adquieren valor simbólico.
Los
símbolos machadianos son:
·
La tarde, símbolo del declive, del
decaimiento. Es la hora machadiana, triste, lenta, melancólica.
·
El agua y la fuente. El agua es símbolo de
la vida; pero también canta la monotonía, el tedio de la ida, la eternidad del
dolor. La fuente invita al recuerdo. Revela un pasado de tristeza y pena.
·
El huerto y el jardín. El huerto simboliza
la ilusión asociada al recuerdo infantil. El jardín se vincula con la tarde y
la fuente es un lugar húmedo, oscuro y triste. En la oposición naturaleza libre
/ naturaleza sometida a canon, Machado se inclinará por la libertad.
·
Los caminos. Son los caminos de la vida
que conducen al ocaso. También representan las galerías del alma, que no se
sabe adónde conducen.
Campos de Castilla (1912). Es un libro heterogéneo con distintas secciones:
·
El descubrimiento del paisaje castellano
pone de relieve su belleza, pero también el atraso o la ignorancia de sus
gentes.
·
El poema narrativo La tierra de
Alvargonzález, plantea el tema de la envidia como problema del ser español.
·
Un conjunto de poemas breves de carácter
sentencioso o filosófico, titulado Proverbios y cantares.
·
Una serie de poemas en los que el poeta
recuerda emocionadamente a su esposa Leonor.
En
este poemario aparecen los símbolos del río, que representa la vida, que se
concibe como un camino en el que no cabe retroceso ni desviación.
El mar es símbolo de lo
absoluto e ilimitado; Machado lo identifica con una nada activa que aniquila
cualquier individualidad.
Sus preocupaciones filosóficas
y estéticas se recogen en Nuevas
canciones (1925) y Juan de Mairena
(1936). Aquí Machado crea dos personajes, Abel Martín y Juan de Mairena quienes
exponen sus puntos de vista sobre temas tan trascendentales como el ser, la crítica
poética y las relaciones entre poesía y filosofía.
La generación del 27: vanguardia y rehumanización. Miguel Hernández:
características, obras y temas.
Etapas
La Generación del 27 se
ve fuertemente marcada por los avatares históricos de su tiempo. El bienestar
económico de los años veinte, facilita la aparición de intelectuales
consagrados a los estudios y a la creación poética. La Residencia de
Estudiantes se convierta en el lugar de encuentro de jóvenes poetas venidos de
diferentes puntos de España. Esa confluencia crea un grupo homogéneo que se
disgrega a causa de la guerra civil y sus fatales consecuencias.
Los factores históricos y
las influencias europeas permiten distinguir dos etapas:
1922-1928. Esta etapa
está marcada por el predominio de la poesía pura y la admiración por Juan Ramón
Jiménez. Se caracteriza por:
·
La supresión del sentimentalismo y la
alabanza de la inteligencia.
·
La búsqueda absoluta de la belleza.
·
El rigor en la construcción poética y la
depuración del lenguaje.
·
La tendencia a la creación de poemas
breves.
Destacan dentro de esta
tendencia los siguientes autores:
·
La voz a ti debida y Razón de amor,
de Pedro Salinas. A través del amor, el yo poético descubre el “tu” esencial,
verdadero, de la persona amada, oculto tras las apariencias.
·
Cántico, de Jorge
Guillén. El poeta celebra jubilosamente la realidad (“el mundo está bien
hecho”, dirá) y la plenitud del instante.
Al mismo tiempo se
desarrolla la corriente llamada neopopularismo, que se caracteriza por la
incorporación de recursos y formas métricas propias de la poesía popular
española (soneto, décimas, romances). Dentro de esta tendencia destacan los
siguientes autores:
·
Romancero gitano, de García Lorca. A los
gitanos, encarnación de la libertad, la naturaleza y la pasión, se oponen los
guardias civiles, que representan la civilización, la razón y el orden burgués.
·
Marinero en tierra, de Rafael Alberti. La
contraposición entre el mar, símbolo del paraíso perdido de la infancia, y la
ciudad, asociada al mundo adulto, frío y artificioso.
1928-1936. La cohesión
del grupo empieza a resquebrajarse. Algunos de sus miembros (Cernuda, Alberti,
Lorca, etc.,) buscan nuevas formas de expresión a través de las vanguardias.
En esta segunda etapa
domina la influencia del surrealismo, con matizaciones. Del surrealismo aceptan
la rebeldía, la antirreligiosidad, la libertad imaginativa, el mundo de los
sueños, pero rechazan la escritura automática.
Esta influencia se
manifiesta en los siguientes rasgos formales:
·
Utilización de imágenes o de metáforas
irracionales: “la última fiesta de los taladros” (Lorca se refiere,
probablemente, a la muerte).
·
Asociaciones libres de palabras que
esconden, sin embargo, una coherencia profunda “las nubes no salen de tu
cabeza, pero hay peces que no respiran” (Aleixandre).
·
Preferencia por el empleo del verso libre.
Esta nueva propuesta
poética se rebela contra el magisterio y doctrina de Juan Ramón Jiménez y La
deshumanización del arte de Ortega y Gasset.
Dentro de esta tendencia
destacan los siguientes autores:
·
Sobre los
ángeles,
de Rafael Alberti. Los ángeles caídos que acosan al yo poético representan las
incertidumbres y angustias del autor, sumido en una profunda crisis personal.
·
Poeta
en Nueva York, de Federico García Lorca. Nueva York se
presenta como símbolo de la deshumanización del mundo moderno.
·
La
destrucción o el amor y Espadas como labios, de
Vicente Aleixandre. Al fundirse con la persona amada, el amante sale de sí
mismo y accede a una vida plena, en contacto con el cosmos.
La guerra civil (1936-39)
supone el final de
Miguel Hernández: características, obras y temas
Miguel Hernández nació en
Orihuela (1910), encuadrado en la generación del 36, grupo generacional roto
por
Su primera obra, Perito en Lunas, siguiendo el modelo de Góngora,
trata de crear una poesía de gran belleza formal y se propone captar la belleza
como el fin último de la poesía. Es su intento personal por implantar una
poesía pura en España. El resultado es una creación conceptuosa y trabajada de
la realidad con metáforas que, si bien arrancan de Góngora, tienen mucho de
personales
Su obra El rayo que no cesa (1934). En esta obra
se vuelve a cultivar una poesía del corazón, El rayo que no cesa es un libro de pasión e impulso. El tema
principal es el amor y sus distintos estados de ánimo: el arrebato, el furor,
la desesperación y el sufrimiento. Siente una atracción especial por el tema
amoroso, incluso en su aspecto sexual, en su noble naturalidad, el choque de
los cuerpos ante el común estremecimiento de tierra y firmamento. Predomina el
uso del soneto.
EL amor humano se
identifica con la destrucción; pero en El rayo que no cesa hay también
consideraciones de orden sociológico. El poeta, además de amante, es un novio y
el libro es también el poemario de un noviazgo provinciano. El poeta es un
amante rebelde que desde la fuerza de su amor quiere quebrar sus reglas, pues
no se resigna a la situación convencional de novio. La fuerza natural amorosa
se opone a la moral al uso.
Literatura de urgencia
(1935-1938). La poesía se vuelve un arma de combate, un instrumento útil para
mantener la moral del soldado y adoctrinarlo sobre la causa por la que lucha.
Sus rasgos más destacados son los siguientes:
·
Su intimidad cede a la
identificación solidaria para adentrarse en la causa del pueblo.
·
El foco pasa del “yo” al
“nosotros”.
·
Los contenidos temáticos
se cargan de razón ideológica y presupuestos éticos.
·
El poema busca una
practicidad, una función de propaganda, denuncia, etc.
Destacan obras como Viento del pueblo (1937), en que dominan
los tonos épicos y elegíacos. El hombre
acecha (1939), que se duele del odio, la crueldad, la opresión y la muerte
que acarrea la guerra.
Cancionero y romancero de ausencia, escrito entre 1938 y 1949, corresponde a
los poemas escritos en la cárcel. Sus temas principales son: las heridas de la
vida, el amor y la muerte, la concepción trágica de la existencia.
La voz poética ha perdido
todo, sufre de ausencia y falta de libertad: la guerra y la cárcel le han
separado de sus seres queridos.
Aparece un mundo lleno de
ira, acecho, rencor, del que solamente el amor puede liberarlo. Destaca la
importancia del tema del hijo, fruto y culminación del amor a su mujer: la
maternidad, el vientre de su mujer, es su único lazo con la vida. Hay alegría
por el nacimiento del primer hijo y profundo dolor por su muerte; después, con
su segundo hijo vuelve la esperanza, pero también el lamento por las
privaciones que sufre, como se refleja en el célebre poema titulado Nanas de la cebolla.
La lírica de posguerra, poesía
arraigada, existencial y social. Blas de Otero.
Años 40: poesía
existencial
Se desarrolla en torno a
tres revistas: Escorial, Garcilaso y Espadaña.
Escorial
Esta
revista reunió a los poetas de la generación del 36, un grupo escindido entre
España y el exilio. Luis Rosales, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo y Luis
Felipe Vivanco se decantaron por una poesía intimista de temática tradicional:
el amor, la muerte, la tierra y el paisaje. Su lenguaje es sencillo, cotidiano
y cultivaron, sobre todo, el soneto. Destacan obras como: La casa encendida, de Luis Rosales; Escrito a cada instante, de Leopoldo Panero; y El descampado, de Luis Felipe Vivanco.
Garcilaso
Se
fundó con apoyo oficial para crear una poesía favorable a los intereses del
régimen. El poeta más destacado fue su director, José García Nieto.
Siguen interesándose por
los temas religiosos, amorosos y por la contemplación del paisaje. Despliegan
un estilo retórico –a veces neobarroco- y un admirable dominio de la técnica.
Frente a estas revistas sufragadas por el régimen,
aparecieron otras entre las que destaca Espadaña.
Los escritores querían proclamar una poesía existencial, social, muy cercana a
la de Hijos de la ira de Dámaso
Alonso. Pretendían una lírica más apegada al mundo y a sus problemas. A los
temas de la época, amor, naturaleza, Dios, se añade el de los problemas
sociales, el de una poesía dirigida “a la inmensa mayoría”. Dámaso Alonso
denominó a la primera de estas corrientes poesía arraigada y a la segunda
poesía desarraigada. En realidad, esta última es producto claro del
existencialismo tan dominante en la época.
Hijos de la ira, Sombra del Paraíso y Espadaña
La
visión positiva del mundo de los poetas de Garcilaso contrastaba con la
desgarrada realidad de la española de la época. La reacción contra esta poesía
se concretó en el año 1944, con la publicación de Hijos de la Ira, de Dámaso Alonso; y de Sombra del Paraíso de Vicente Aleixandre, así como con la creación
de la revista Espadaña.
Hijos de la ira (1944) es un libro de protesta
e indagación. Yo escribí Hijos de la ira lleno de de asco ante la estéril
injusticia del mundo y la total desilusión de ser hombre”. Se emplea un
lenguaje cotidiano y un léxico diverso, incluido el no poético; abundan las
repeticiones (léxicas y morfosintácticas) y la acumulación de imágenes,
expresión de la violencia. En la métrica, está presente el verso libre, con
extensos versículos.
Sombra del paraíso (1944). En este poemario se
muestra el descontento ante el destino humano, desde un presente en que se añora
el paraíso perdido.
La
poesía existencialista se centra en el sufrimiento del ser humano; los poetas
expresan su dolor existencial, su soledad y su indefensión. Así los temas son
la búsqueda dolorosa de Dios o su silencio, las crisis religiosas, la angustia
por la muerte inexorable. Muchos autores evolucionarán luego hacia la poesía
social.
Otras autores
existencialistas son: Carlos Bousoño, Raíz
(1947); Vicente Gaos, Arcángel de mi
noche (1942) y Sobre la tierra
(1945); Carmen Conde, Mujer sin Edén
(1947).
Años 50: poesía social
La
poesía social, iniciada en la década anterior, triunfa a mediados de los
cincuenta. Un grupo de poetas, entre los que sobresalen Gabriel Celaya, Blas de
Otero, Victoriano Crémer, Eugenio de Nora y José Hierro concibieron la poesía
como comunicación: como medio de denuncia del dolor y las injusticias sociales,
y, en algunos, de lucha por el cambio social y político.
La poesía social se
caracterizó por su preocupación por la realidad y la vida colectiva, su rechazo
del formalismo anterior, el tono narrativo, un lenguaje cotidiano y cierta
tendencia al prosaísmo, para llegar a un público amplio.
Autores
más destacados de la poesía social:
·
Gabriel Celaya (1911-1991). Las cartas boca arriba (1951) y Cantos Íberos (1955).
·
José Hierro (1922-2002). Tierra sin nosotros (1947), Alegría (1947), Quinta del 42 (1952)
·
Angela Figuera de Aymerich (1902-1984). Mujer de barro (1948), Vencida por el ángel (1950) y Víspera de la vida (1953), El grito inútil (1952).
Blas de Otero(1916- 1979)
Nació en Bilbao. Estudió
Derecho y Filosofía y Letras. Desde
joven tuvo que afrontar problemas por la ruina de su familia y sufrió períodos
de crisis depresivas. Durante algún tiempo se dedicó a la enseñanza, actividad
que abandonaría para entregarse totalmente a la poesía. Fue miembro del Partido
Comunista de España, residió varios años en Cuba y viajó por Europa y Asia.
Escribe
una poesía sincera, humana, dirigida a la “inmensa mayoría”, con el propósito
de sacudir las conciencias y de compartir con el resto de la humanidad su
“tragedia viva”, que puede residir en la propia existencia o en la vida en
sociedad.
Etapas de su poesía
·
Poesía existencial. Blas de Otero publicó
sus mejores obras a partir de 1950: Ángel
fieramente humano (1950) y Redoble de
conciencia (1951), reunidas con posterioridad en un solo volumen bajo el
título de Ancia (1958), que incluía
nuevos poemas.
Toda
su obra está centrada en el tema del ser humano. En estos primeros títulos el
enfoque es existencial. Como hombre, se plantea el problema de Dios y su ausencia;
el poeta se siente solo, abandonado. Si Dios no existiera, la muerte se
presentaría con la crudeza de la aniquilación total. De ahí la lucha
desesperada del hombre por encontrarlo y poder sentido a su existencia.
·
Poesía social. Pido la paz y la palabra (1955) y Que trata de España (1964) pertenecen a esta segunda etapa.
Descubre que su canto ha de ser para los que, como él, luchan en la carrera de
ser hombre frente a Dios: Definitivamente cantaré para el hombre. En su nombre
reclama la paz, la libertad y la justicia; pero también la palabra, única arma
de que el poeta dispone para transmitir las ideas del pueblo, sus angustias y
esperanzas.
En sus últimos años
cultiva una poesía experimental, de influencia surrealista con imágenes irracionales
y presencia del absurdo: Historias fingidas y verdaderas (1970). Hay un retorno
a la intimidad de la voz poética (la infancia, la vida cotidiana) y mayor
serenidad. Destacan, además, los poemas escritos en prosa.
La generación poética del 50. Características, autores y obras. Ángel
González.
A
mediados de los años 50 surge un grupo de poetas que, sin renunciar a la
preocupación por los problemas humanos, vuelve a preocuparse por el carácter
artístico de la poesía.
Machado
se convierte en referente estético y ético. El acto fundacional del grupo será,
así, el viaje que algunos de ellos (Goytisolo, Valente, Ángel González, Gil de
Biedma o Caballero Bonald) realizan a Colliure para visitar la tumba del poeta.
A
varios de ellos les une una estrecha de amistad, el hecho de haber sido niños
de la guerra y haber vivido la etapa más dura de la posguerra.
Todos
ellos conciben la poesía como experiencia, es decir, se defiende el carácter
autónomo del poema y la no existencia de un conocimiento previo del material de
la experiencia –de la realidad vivida- hasta que se va componiendo el poema. El
acto poético hace conocer al poeta una experiencia que desconocía.
Su obra se consolidará en
la década de los 60.
Estos
creadores conciben la poesía como un proceso de conocimiento, de la realidad, de
sí mismos, y también del lector.
Aunque
la mayoría de estos escritores cultiva al principio la poesía social, con el
tiempo evolucionan hacia una poética centrada en lo individual y lo subjetivo,
con una mayor elaboración artística del lenguaje literario. En la literatura
influyen poetas del 27, especialmente Guillén y Cernuda.
Entre
los rasgos temáticos más importantes se pueden citar:
·
El análisis de la memoria personal y la
experiencia individual e histórica, es frecuente el tema de la infancia y la
juventud perdidas.
·
Los temas del paso del tiempo, vinculado
con el anterior y con la concepción de la vida como teatro; el amor, ligado al
erotismo, y la amistad.
·
Prefieren mostrar con bastante desnudez su
intimidad y relatan sus amores reales o fingidos sin ningún pudor.
·
Valoran más la palabra y buscan conseguir
efectos de ambigüedad de lectura, que pueden llegar al simbolismo y al
irracionalismo. El lector intuye el poema. Comenta Bousoño: “Yo diría que se
busca la comprensión, pero las de aquellas personas que sean sensibles al arte
(y que no nos engañemos, resultan las únicas que se acercan a una librería para
comprar un libro de versos)”.
·
Concentración y tensión expresiva. Se
busca a través de la naturalidad crear un poema construido como un todo y que
se mantenga una tensión desde el principio al fin para lo que la rima
desaparece y el ritmo del verso se hace más libre. La estrofa casi se abandona.
·
Se sirven de la anécdota para que el poeta
pueda exponer su subjetividad. Son frecuentísimos los poemas en que se parte de
las anécdotas, la experiencia de la niñez y de la adolescencia.
·
Hacen poesía ética o crítica, que gusta muchas
veces de la sátira y la autoironía.
·
La presencia de lo religioso, relacionado
con la literatura mística española o con la oriental (en poetas como Claudio
Rodríguez y José Ángel Valente).
·
La metapoesía: algunos poemas reflexionan
sobre la poesía o sobre las características, capacidades o insuficiencia del
lenguaje literario.
En lo estilístico predomina
un tono reflexivo o meditativo, un estilo conversacional, un lenguaje coloquial
y son frecuentes el uso de la ironía y la intertextualidad (citas, autocitas,
paráfrasis o parodias de otros textos).
Nómina de poetas de la
generación del 50 y obras destacadas:
Ángel
González (Tratado de urbanismo, 1967)
Jaime
Gil de Biedma (Poemas póstumos, 1968;
Compañeros de viaje, 1959)
Carlos
Barral (Las aguas reiteradas, 1952; Diecinueve figuras de mi historia civil,
1961)
Claudio
Rodríguez (Don de la ebriedad, 1953; Desde mis poemas, 1963)
José
Agustín Goytisolo (Salmos al viento,
1958; Claridad, 1961)
Jose
Ángel Valente (Poemas de Lázaro,
1960; La memoria y los signos, 1966)
Francisco
Brines (Las brasas, 1960; El santo inocente, 1965)
Alfonso
Costafreda (Nuestra elegía, 1949; Ocho poemas, 1951)
José Manuel Caballero
Bonald (Memorias de poco tiempo, 1954;
Las horas muertas, 1959).
Ángel González
(1925-2008)
Nació
en Oviedo. Ejerció un tiempo como maestro y luego se graduó en Derecho en la
Universidad de Oviedo. Vivió en Madrid, Sevilla, Barcelona y Estados Unidos,
donde trabajó como profesor en distintas universidades.
Obtuvo el Premio Príncipe
de Asturias (1985) y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1996). En 1996
ingresó en la RAE. Murió en Madrid.
Obra poética
En
la producción poética de Ángel González se aprecian tres etapas:
·
Primera etapa. Desde Áspero mundo (1956)
hasta Tratado de urbanismo (1967), la decepción y el pesimismo existencial se
aúnan con una dura crítica al mundo circundante. La poesía se convierte en un
instrumento clarificador tanto de la experiencia del poeta como de la sociedad
que lo condiciona. El tema vertebrador es el paso del tiempo, al que se
supeditan una serie de subtemas, como el amor, el desengaño, el absurdo de la
vida, la infancia como paraíso perdido y el transcurrir histórico. En Grado
elemental (1962), la ironía es central y sirve para parodiar el entorno
político y social de la época.
·
Segunda etapa. Abarca desde Breves
canciones para una biografía (1971) hasta Prosemas o menos (1985). Se incorpora
en los textos lo lúdico: la ironía deriva hacia el humor y abundan las
inversiones y distorsiones semánticas, la ruptura de frases hechas, los
neologismos y los juegos de palabras.
·
Tercera etapa. Se abre con Deixis en
fantasma (1992) y continúa con Otoños y otras luces (2000). Comienza ahora una
meditación de carácter elegíaco. Continúa en su obra la obsesión por el paso
del tiempo y el testimonio del tiempo histórico.
Los novísimos y la poesía de la experiencia. Luis García Montero
Nómina de los novísimos
En
1970 el crítico José María Castellet publicó una antología titulada Nueve
novísimos poetas españoles que incluía composiciones de los siguientes poetas:
Pere
Gimferrer (Arde el mar y La muerte en Beverly Hills).
Guillermo
Carnero (El sueño de Escipión).
Félix
de Azúa (El velo en el rostro de Agamenón).
Antonio
Martínez Sarrión (Una tromba mortal para
balleneros).
Manuel
Vázquez Montalbán (Una educación
sentimental)
Leopoldo
Mª Panero (Así se fundó Carnaby Street)
Ana
María Moix (Call me Stone)
Vicente
Molina Foix y José Mª Álvarez.
Se
suelen añadir otros que, inicialmente, comparten algunas características con
ellos, como Luis Antonio de Villena o Luis Alberto de Cuenca.
También se les conoce con
el nombre de generación del 68, ya que la labor de estos poetas coincide con
los años 60 en España, la década de la europeización del país. Otro nombre es
el de Los venecianos, porque escribieron con cierta frecuencia sobre Venecia.
Como
en el Modernismo el poeta se considera un ser perteneciente a una aristocracia
intelectual, cuya manifestación es la exhibición cultural en el poema. Por otro
lado, también hay una tendencia a la evasión, al refugio en una época, lugares
o personajes del pasado. Un modo de expresión generalizado es el monólogo dramático:
el poema se pone en boca de un personaje histórico, conocido o no, como emisor
y responsable de los versos.
Estos
poetas acentúan el aspecto verbal y la huida de la realidad, aunque no rompen
del todo con la generación anterior. Pero, sí es verdad, suponen un cambio
perceptible y muy fértil.
En su mayoría son poetas
filólogos. Casi todos ellos han estudiado Filología románica, hispánica y
clásica, lo que explica ciertos temas y ciertos modelos. En general, son
profesores en las escalas más altas y algunos han llegado a ser académicos y
directores de la Biblioteca Nacional.
·
En su formación cultural y en los temas se
mitifica la cultura de los medios de comunicación, radio, cine, tebeos o
canciones. Demasiados tebeos, Marilyn Bogart, posters, mucho Che Guevara,
Kennedy, Klimt, novela negra. Conocen la poesía extranjera: autores como Eliot,
Cavafis, el Surrealismo, y en ellos influyen Cernuda, Gil de Biedma y autores
hispanoamericanos como Octavio Paz o César Vallejo.
·
Su poesía se aleja del realismo y regresa
a los experimentos relacionados con la vanguardia (escritura automática y uso
del collage) o con el Modernismo (gusto por lo exótico, por el ritmo del
lenguaje, por el léxico culto, etc. Defienden la autonomía del arte y
manifiestan una extrema preocupación por el lenguaje.
·
Consideran que el “yo” del poeta está tan
dicho que es imposible y resulta estúpido presentarlo en escena. Se sirven de
recursos como el prosaísmo y la ironía. El existencialismo negativo se
manifiesta en la incapacidad de creer en la poesía como un acto de
conocimiento. El mundo no se conoce a través de la palabra. Prefieren el verso
largo y sujeto a unos ritmos muy marcados, con base endecasílaba y, con más
frecuencia alejandrina.
·
Durante los años setenta, la influencia de
la poesía novísima se ramifica en distintas tendencias que desarrollan algunas
de sus características. Las principales son:
ü
La corriente culturalista. El poema se centra en algún suceso o en algún
personaje de la historia cultural y se construye sobre él, muchas veces en
forma de monólogo dramático. El poeta exhibe sus conocimientos y su
sensibilidad hacia la cultura.
ü La
corriente clasicista. Se inspira en las formas métricas y el estilo literario
de los clásicos.
ü La
corriente experimental. Se profundiza en la vinculación con las vanguardias del
período de entreguerras, mediante la creación de poesías visuales y collages.
ü
La corriente metapoética. Predomina la
indagación sobre la naturaleza de la poesía. Suele manifestarse por medio de
una poesía minimalista, cercana a la poesía pura e influida por la poesía
oriental.
La poesía de la experiencia
Desde
1975 hasta principios de la década de los 80 prevalece la estética de la
promoción de los 70 o del 68. Al mismo tiempo, continúan su labor los poetas de
la promoción de los 60, que viven una etapa de plenitud artística, en la que
publican libros fundamentales.
Progresivamente
se van desarrollando distintas tendencias, alejadas del culturalismo, entre las
que destaca la poesía de carácter realista. En los años ochenta se recobra la importancia
del yo poético y del compromiso (en un sentido amplio, distinto del de la
poesía social), aparecen el humor, los asuntos intrascendentes de la vida
cotidiana, las realidades contemporáneas y urbanas.
La combinación de cotidianidad,
intimidad y voluntad de incardinarse en el presente que remite a los autores
del Medio Siglo, en particular, a Ángel González y Gil de Biedma- y, a través
de ellos, a Antonio Machado. Pretenden recuperar el vínculo con el lector, tal
como ocurre en la narrativa –los nuevos realismos y la revalorización del gusto
por contar historias- y el teatro
La
poesía de la experiencia es la corriente dominante hasta mediados de la década
de los 90. Podemos citar las siguientes características generales:
ü Insistencia
en el carácter ficticio del poema y, en consecuencia, del yo poético y en las
experiencias individuales, a partir de las cuales surgen las reflexiones y las
visiones del mundo: relaciones amorosas, desengaño y fracaso, conciencia del
paso del tiempo. Predomina la reflexión de la voz poética o el monólogo
dramático y cierto carácter narrativo.
ü Estética
verosímil y realista, que lleva a la preferencia por una representación
literaria de una realidad que pueda ser identificada y fácilmente por los lectores;
en este aspecto es central el ámbito de la ciudad y la cotidianidad (tráfico,
vehículos, bares…)
ü Estilo
cuidado pero sencillo, con rasgos conversacionales y prosaicos, y léxico propio
de la cultura urbana (de jergas, anuncios, espacios, vehículos, profesiones) y
ambientes como bares, taxis, teléfonos, cines, hoteles o ascensores que sitúan
en el contexto de la España de la época; empleo de citas y alusiones, y también
humorismo.
ü Función
civil de la poesía temática amorosa. Aunque no existe un compromiso político y
explícito, la poesía debe enraizarse en la realidad histórica y servir como
reducto de los valores éticos esenciales (dignidad, solidaridad…) frente a una
sociedad deshumanizada. El amor, es uno de los temas fundamentales.
ü Recuperación
de formas métricas tradicionales. Frente a la tendencia al verso libre de los
Novísimos, se vuelve al verso medio (heptasílabos, endecasílabos y
alejandrinos), y son frecuentes las silvas y los sonetos.
ü Antivanguardismo
y anticulturalismo. El poeta no es (como en el simbolismo o las vanguardias) un
ser marginal, un genio o visionario que realiza una actividad sublime, sino
alguien normal, que habla de las vivencias y emociones de las personas
normales.
Pertenecen a esta
corriente poética autores como:
ü Luis García Montero, Tristia,
(1982 y 1989)
ü Felipe Benítez Reyes, Paraíso
manuscrito (1982)
ü Carlos Marzal, El último de
la fiesta (1987)
ü Luis Alberto de Cuenca, La
caja de plata (1985)
ü Miguel d’Ors, Curso superior de ignorancia (1987), La música
extremada (1991)
ü Jon Juaristi, Diario de un
poeta recién cansado y Viento sobre las lóbregas colinas
ü Almudena Guzmán, Usted
(1989) y El libro de Tamar (1989)
Luis
García Montero (1958)
Nació en
Granada. Profesor de literatura española en la universidad de esta misma ciudad
ha publicado varios poemarios: Y ahora que ya eres dueño del puente de
Brooklyn (1980), Tristia (1982, 1989), Las flores del frío (1991),
Habitaciones separadas (1994), Vista cansada (2008), Balada de
la muerte de la poesía (2016), A puerta cerrada (2017)… Ha recibido
los premios Federico García Lorca (1979), Adonais (1982), Loewe (1993) y
Nacional de Poesía (1995), estos dos últimos por Habitaciones separadas, El Premio Nacional de la Crítica en el
2003. En Casi cien poemas (1997) se recoge una antología de su obra.
Desde 2018 es director del Instituto Cervantes.
Incluido
dentro de la poesía de la experiencia busca relacionarse con la poesía de Luis
Cernunda y Jaime Gil de Biedma y trata de unir la estética de Antonio Machado y
el pensamiento de la generación del 50, así como el Surrealismo y las imágenes
impactantes de los poetas del Barroco español o de Juan Ramón Jiménez.
La
característica más destacable de Luis García Montero es el narrativismo
histórico-biográfico de sus poemas, de una estructura casi teatral o novelística
con un personaje protagonista que cuenta o vive su historia a través de la
memoria, del recuerdo o del deseo. Su poesía se caracteriza por un lenguaje
coloquial y por la reflexión a partir de acontecimientos o situaciones
cotidianas.
Uno de
los ejes fundamentales de su obra es la memoria, no solo la individual sino la
colectiva, ambas fusionadas, permitiendo los versos más espeluznantes, directos
y precisos, sin permitir que todo esto impida la utilización de los recursos y
el jugar con lsa palabras.
Para
este poeta la poesía no es un momento para volverse sentimentales y acercarse a
las cursilerías, como lo cree una gran cantidad de gente, sino más bien, una
forma de adquirir conocimiento, de acercarse a la realidad y ajustar cuentas
con ella.
Por otro
lado, para él la originalidad en la poesía es fundamental, pero solo es posible
alcanzarla si se tienen influencias lo suficientemente fuertes que Ayuden a formar un estilo característico; así es posible fundar el
propio y mundo y a partir de él surgirán poemas originales y un estilo único.
Habitaciones
separadas (1994), el poeta utiliza un tono sostenido, poderosa nostalgia,
emoción delicada que no alza la voz, poesía escueta, ceñida, es la obra de un
poeta joven pero ya importante. La poesía de Luis García Montero indica una de
las tendencias más valiosas de la lírica española contemporánea, esa línea que
se ha llamado “poesía de la experiencia”. Podríamos llamarla también poesía de
la vida, poesía que trata de explorar la realidad de todos los días, que colindan
por una parte con lo maravilloso y por otra con lo cotidiano. Es un libro lleno
de emociones en el cual los jóvenes van a reconocerse. Pero no solo ellos,
todos nosotros podemos reconocernos en muchos momentos de este libro escrito
con versos diáfanos y al mismo tiempo inteligentes.
El ensayo características generales. El ensayo
desde la democracia hasta hoy en día
El término ensayo fue
usado por Montaigne en 1580 en sus conocidos Essais. Ortega y Gasset lo definió
como “disertación científica sin prueba explicita. Contiene reflexiones sobre
temas diversos, comentarios de experiencias personales, opiniones críticas… Es
un género en prosa y de carácter divulgativo. Abierto a cualquier tema y
tratamiento.
El ensayista pretende mostrar
un conocimiento intuitivo. Sabe que no puede convencer aplicando el método
científico, por eso elige el ensayo
Características del ensayo
Presenta una extensión
indefinida. Desde un artículo periodístico (editorial, artículo de fondo) hasta
un libro.
Muestra una visión personal
del autor. La libertad expresiva del género invita a la subjetividad.
Busca la originalidad,
abrir nuevos caminos. Presenta nuevas formas de ver las cosas.
Presenta cierto
desarrollo asistemático del tema, sin ordenación rigurosa, el pensamiento fluye
según el estilo del autor: asociaciones frecuentes, digresiones oportunas… El
objetivo no es agotar un tema, sino incitarlo a la reflexión del tema, buscar
nuevos caminos.
El ensayo se aparta del
rigor del trabajo científico, se fundamenta en la experiencia del autor y no en
el experimento científico. La teoría puede ser válida pero no hay demostración
científica.
Variedad temática. Temas
más especializados, científicos, pero tratados a un nivel divulgativo y
coloquial; asuntos contemporáneos: asuntos de la vida cotidiana o de interés
actual al alcance de una mayoría no especializada; temas del pasado,
actualizados con una perspectiva contemporánea, aportación de ejemplos de la
propia experiencia del autor.
Intencionalidad estética.
Uso de figuras literarias: metáforas, antítesis, ironía, interrogación
retórica…
Va dirigido a un lector
medio, culto e interesado en el tema, pero no especialista.
El ensayo desde la democracia
Podemos establecer tres
tendencias temáticas dominantes:
·
La reflexión ética. La desideologización
de la sociedad, el menor poder de la religión, los nuevos desafíos que plantean
los avances científicos y técnicos, la fragilidad de las relaciones humanas han
causado una transformación ética tan grande que el lector necesita guías, ideas
nuevas con las que enfrentarse a esos problemas.
·
El poder de los medios de comunicación y
su influencia han provocado la aparición de un tipo de ensayo que analiza su
papel en la vida humana.
·
La sociedad de consumo, las nuevas formas
de ocio, el mercantilismo de la cultura, el sometimiento de estas a las
directrices ideológicas y económicas de las grandes empresas y el análisis de
los fenómenos de masas son temas fundamentales del ensayo.
El ensayo actual utiliza
un lenguaje sencillo y comprensible para el lector común.
Entre los ensayistas
actuales, destacan autores que aparecen diaria y semanalmente en periódicos y
suplementos culturales como: Juan José Millás, Soledad Puértolas, Elvira Lindo,
Manuel Viçent, Arturo Pérez Reverte, Antonio Muñoz Molina…
Entre los autores
actuales cabe destacar los siguientes:
·
Antonio Muñoz Molina. Reivindica sobre
todo el papel del escritor comprometido con los problemas de su tiempo,
expresando opiniones sobre temas actuales, al margen de cualquier ideología dominante.
Todo lo que era solido (2013), análisis de la actual crisis a través de lo
ocurrido en el terreno político y económico en España desde la llegada de la
democracia.
·
Juan José Millás. Es el creador de los articuentos,
se trata de artículos de opinión porque aparecen como tales en la prensa, se
ocupan de lo que ocurre en España y en el mundo. Pero, por sus características,
están más cerca de los textos de ficción, de la fábula o del microrrelato
fantástico. Su objetivo es siempre mostrar el revés de la trama, lo verdadero y
lo falso. El pensamiento, presentado a través del humor, la paradoja o la
ironía nos ofrece una lúcida visión crítica de la realidad.
·
José Antonio Marina. Destacan sus ensayos
relacionados con la enseñanza en nuestro país. Su objetivo es conseguir una
“movilización educativa” cuyo propósito es involucrar a toda la sociedad
española en la tarea de mejorar la educación mediante un cambio cultural. Así
ha creado
·
Elvira Lindo. Sus columnas de opinión
publicadas en el periódico El País fueron recogidas en dos volúmenes, Tinto de verano y Tinto de verano II, en
la que ofrece su opinión personal sobre los más variados temas. En la
actualidad publica una columna dominical en el mismo periódico llamada Don de gentes. En 2011 publicó Lugares
que no quiero compartir con nadie, un libro en el que relata sus reflexiones y
vivencias en Nueva York.
·
David Trueba. Además de novelista y
cineasta es periodista. Desde 1995 colabora con distintos periódicos como El
Mundo, El Periódico o El País, firmando columnas que combinan inteligencia,
lucidez y humor, y que son el mejor ejemplo de una manera personal de
enfrentase al mundo. Su artículos han sido recopilados en obras como Artículos de ocasión (1998), Érase una vez (2013), El siglo XXI cumple 18 (2018), La tiranía sin tiranos (2018). En Artículos de ocasión se ríe de todo,
empezando por sí mismo, desvela el significado del mundo sin recurrir a trucos matemáticos,
como hizo Einstein, previene el Alzheimer (antes llamado aburimiento), ayuda a
rechazar el primer empleo y es ideal para ligar, incluso en la propia boda. En Érase una vez se recopilan es una
recopilación de artículos en los que se combinan la inteligencia, la lucidez y
el humor, y que son el mejor ejemplo de una manera personal y única de
enfrentarse al mundo. Sus textos demuestran que en ocasiones el periódico de
ayer puede ser tan nutritivo como el bocadillo que está destinado a envolver.
En El siglo XXI cumple 18 sus
artículos se centran en hechos, no en opiniones, y analizan los verdaderos
significantes de nuestro tiempo. De lo sucedido en estos dieciocho años del
siglo XXI destacan temas como la emigración y su impacto en los miedos
colectivos, la identidad tanto sexual e íntima como la nacional y colectiva, la
crisis de la democracia, la transformación tecnológica con el consiguiente impacto
en el empleo y la economía. En resumen, temas actuales, que nos guste o no,
están aquí para quedarse.
Ø La producción teatral de Juan Mayorga
Juan Antonio Mayorga
(Madrid, 1965) es profesor de Dramaturgia y de Filosofía en la Escuela Superior
de Arte Dramático de Madrid. Ha dirigido
el seminario y pensamiento en el teatro contemporáneo en el Instituto de
Filosofía del CSIC y es director de
Dramaturgia
En 1993 fundó el grupo de
El Astillero, un proyecto de vanguardia, un espacio de reflexión teatral abierto
al ensayo de nuevas ideas, con algunos proyectos descabellados, pero siempre
con un vivo intercambio de ideas. Este proyecto se deshará en el año 2010.
En 2011 fundó la compañía
La loca de la casa (así llamaba Santa
Teresa de Jesús a la imaginación). Por fin, Juan Mayorga se propone dirigir con
un claro objetivo: conseguir una doble reunión, primero con los actores y luego
con la ciudad con la que en 2012 puso en escena su obra La lengua en pedazos y en 2015, su obra Reikiavik.
La
lengua en pedazos es un combate entre un guardián de la iglesia y una monja
desobediente llamada Teresa de Jesús. La pelea tiene lugar en la cocina del
convento. Allí, entre pucheros, anda Dios. Se basa en el personaje de Santa
Teresa de Jesús, monja descendiente de cristianos nuevos, lo que unido al hecho
de que resultaba sospechoso que una mujer escribiese, y más si escribía con la
imaginación y la inteligencia de Teresa, la convierten en uno de los personajes
más fascinantes y complejos del siglo XVI español. Nuestra lengua española le
debe mucho a Teresa de Jesús, dueña de una palabra igual de poderosa cuando
pinta las criaturas celestiales que cuando habla de las gentes.
Reikiavik es un combate en toda regla que recrea el duelo que se desarrolló en
el verano frío y lluvioso de 1972 de la capital islandesa entre el entonces
campeón del mundo de ajedrez, el soviético Borís Spassky y el retador
norteamericano, Bobby Fischer.
Más allá de un combate de
piezas blancas contra negras, Reikiavik es la historia de dos genios que ponen
en juego muchas partidas, no solo la suya, sino también la de las dos potencias
enfrentadas, Estados Unidos contra
El Cartógrafo. En
Sin embargo, en toda la
obra no hay ninguna acción escabrosa del terror o de lo espantoso que envuelve
al Holocausto. No se produce ningún acto
de violencia física, ni veremos a ningún malvado nazi, ni siquiera a un taimado
delator. Cualquier propensión a lo melodramático ha sido cortada en seco.
Las sensaciones de
profunda desazón se despiertan más bien a raíz de sucesos del día a día. El
tesón de Blanca, su fuerte inquietud ante las dificultades para reconstruir el
rompecabezas del pasado, su angustiada contrariedad por no conseguir su
propósito, su ansia al ver cómo los vestigios del gueto se le escurren entre
los dedos de la manos, el sentimiento trágico que amenaza al anciano cartógrafo,
consecuencia del riesgo que le acecha, o la alegría ingenua y audaz en su
inocencia de la nieta, incapaz de presentir el terror que se cierne sobre ella.
En su teatro la palabra
es el elemento fundamental. Las
Matemáticas,
Hoy se ha producido un
redescubrimiento del teatro, entendido como arte de la reunión y de la
imaginación. Ahora cada vez hay menos ocasiones para encontrarse, así, van a
desaparecer la plaza, el mercado... Y en este sentido, el teatro es un lugar
que te exige salir y encontrarte con otros.
Influencias
Mayorga afirma que
Filosofía y Teatro nacen juntos para hacerse preguntas y enfrentarse con los
conflictos del hombre, su relación con los dioses, la definición de palabras
importantes como: belleza, justicia, bien, amistad. Y es que el teatro da qué
pensar. El teatro no ha de aspirar a una filosofía que lo legitime, ha de
aspirar a provocar una filosofía que lo prolongue. Ha de tener una capacidad
para suscitar preguntas. Y, desde luego, esa capacidad ha sido probada con
obras como Antígona, de Sófocles, o Un enemigo del pueblo, de Ibsen.
El teatro es la
representación de acciones humanas que encarnan por su propia naturaleza una
filosofía. Así hay pensamiento filosófico en La vida es sueño o El Rey
Lear, obras evidentemente filosóficas, que junto a las dos anteriores,
plantean buenas preguntas al espectador, están provocando de inmediato la
reflexión del espectador. Así, el arte tiene que hacer preguntas en lugar de
dar respuestas. Hay un gran arte, y en particular un gran teatro, que nos clava
la pregunta en el corazón. Y eso lo consiguen estas cuatro obras.
El crítico Marcos Ordóñez
habla de ciertas referencias en la obra de Mayorga del teatro inglés de Tom
Stoppard -sus obras de teatro abordan
temas filosóficos, combinados con ingenio verbal y humor visual. Su complejidad
lingüística, con sus dobles sentidos, chistes, insinuaciones y otros juegos de
palabras, es una constante en su obra-, David Hare –dramaturgo comprometido,
destacan sus obras que exploran ambigüedades complejas, caprichos cómicos y
otras características resbaladizas de la memoria, de ahí el nombre de Teatro de
memoria-. También se pueden apreciar la influencia de Ionesco –padre junto al
irlandés Samuel Beckett, del teatro del absurdo, mediante el cual él hace de un
texto burlesco, un juego dramático; y de un texto dramático un juego burlesco.
Su obra, aparte de la mera ridiculización de situaciones banales, refleja la
soledad de los humanos y la insignificancia de la adoración a ídolos vacíos, entre
otros temas-, Pirandello – autor de un teatro filosófico, basado en la
imposibilidad de un conocimiento objetivo de la realidad, y, por ello, la
imposibilidad de una verdadera comunicación humana.
Obras teatrales
Destacan títulos como: Siete
hombres buenos (1989), Más ceniza –premio Calderón de
Piezas breves
Con el título de Teatro
para minutos, Mayorga ha reunido 29 piezas breves. Cada uno de estas piezas
quiere ser leída como una obra completa. Ello no excluye que un lector o una
puesta en escena descubran pasadizos que comuniquen unas piezas con otras.
Quizá algunos de esos pasadizos entre textos sean menos secretos para el lector
que para quien los ha escrito. Al fin y al cabo, un texto siempre sabe cosas
que su autor desconoce
Algunos de los títulos de
estas piezas breves son: El hombre de oro, Legión, El Guardián, Candidatos,
Manifiesto comunista, Una carta de Sarajevo, Tres Anillos, La biblioteca del
diablo, 581 mapas.
Adaptaciones de sus obras
Su teatro ha sido puesto
en escena en numerosos en países de todo el mundo: Alemania, Bélgica, Francia,
Holanda, Reino Unido, Argentina, Chile, Colombia, México, Estados Unidos,
Australia, Canadá, Corea… Y traducido a diferentes idiomas: alemán, francés,
árabe, chino, inglés, japonés, italiano, ruso…
Su obra El chico de la
última fila ha sido adaptada al cine por François Ozon en la película Dans la
maison (Concha de oro a la mejor película y Premio del jurado al mejor guión en
el Festival de San Sebastián 2012).
Actualmente, Paula Ortiz
está intentando adapta al cine La lengua en pedazos y El arte de la
entrevista. Y también se quiere convertir en una opera La paz perpetua.
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