os juegos olímpicos se les entrega una coronda de laurel a cada uno. Y la historia de maratón, que dio lugar al nacimiento de esta disciplina atlética, considerada una de las más importantes del calendario olímpico. Para después de vacaciones de Semana Santa tenéis que mandarme al correo dos historias. La primera, un mito que explique porque se les da una medalla a los tres primeros clasificados en cada disciplina olímpica y la segunda, un mito que explique el nombre y el origen de una disciplina olímpica, la que más os guste. Un saludo.
La mitología griega cuenta con una de
las tragedias de amor más profundas. Es la historia de desencuentros amorosos
entre Apolo y Dafne. Todos los sentimientos humanos se
despliegan en su inmensa magnitud, en este relato mítico. El amor, el odio, la
pasión, la virtud y la lujuria son el reflejo de una sociedad griega que
quería, a través de sus personajes mitológicos, establecer las enseñanzas a los
jóvenes y advertirlos de los peligros que conllevan ciertas actitudes.
1. ¿Quiénes eran Apolo y Dafne?
Apolo era el hijo de Zeus y Leto,
compartía este privilegio con su hermana melliza Artemisa. Era, tal vez, después de Zeus, el dios más influyente
de todo el Olimpo. Según la mitología griega, Apolo desempeñaba innumerables
funciones como dios. Era el líder de las musas, patrón de la música y la
poesía, por eso es común verlo representado con una lira en sus manos. Pero
también era considerado el dios de la muerte súbita, las plagas y las
enfermedades, y al mismo tiempo era el dios capaz de sanar y de brindar
protección contra las fuerzas malignas. Apolo era un dios irascible, temido por
el resto de las deidades olímpicas, era vengativo y lujurioso. Se decía que,
ante los ataques de ira de Apolo, sólo sus padres podían controlarlo. Siempre
fue sumamente desafortunado en el amor, y la tragedia amorosa de Apolo y Dafne
son el reflejo de estos fracasos.
Dafne, por su parte era una ninfa de los árboles – más conocidas como
dríades – hija de Ladón y de Gea. Dotada de una gran belleza, la joven ninfa se
va a convertir, en esta tragedia griega, en la representación de dolor y del
sacrificio personal, de la metamorfosis.
2. El mito de Apolo y Dafne
La historia de amor de Apolo y Dafne combina la pasión, la tragedia y el
dolor de un sentimiento no correspondido. También aborda las consecuencias de
las venganzas.
Según la mitología griega, a pesar de su
belleza e inteligencia, Apolo siempre fue desafortunado
para las relaciones amorosas. Estos fracasos en el plano del amor
hacían que este dios buscara incansablemente a alguien que colmara sus
sentimientos. En esa búsqueda desenfrenada del amor, Apolo conoció y comenzó a
cortejar a la bella ninfa del bosque, Dafne. Esta joven menos preocupada por la
profundidad de las relaciones, veía los cortejos de Apolo con una inocente
gracia.
En cierta ocasión, Apolo se encontraba abocado a dar muerte a la serpiente
Pitón, que aterrorizaba a los habitantes de la isla de Delfos. Hasta allí se
trasladó el dios, con su arco y sus flechas, acompañado por Dafne. Resultó ser
que, hasta el lugar también había llegado para la proeza, el joven y aniñado
Eros – Cupido – pero fueron el valor y el arrojo de Apolo quienes terminaron
con la vida de Pitón.
Apolo se mostraba exultante por su hazaña
y comenzó a burlarse de Eros, haciendo referencia a su aspecto homosexual y de niño. Apolo se dirigió a
Eros, tratándolo como “joven afeminado” y señalándole que el arco y la flecha
no eran instrumentos para sus manos.
Luego de la ofensa, Eros montó en cólera, tomó dos flechas, una de oro y
otra de plomo, que arrojó a Apolo y Dafne, respectivamente. Con la flecha de
oro, Apolo quedó totalmente enamorado de la Dafne, en cambio ésta, por el
efecto de la flecha de plomo comenzó a sentir un profundo rechazo y desprecio
por el dios. Así, Eros se vengaba de las ofensas de Apolo.
3.
El desencuentro entre Apolo y Dafne
termina trágicamente.
Mientras más se profundizaba el rechazo de Dafne por Apolo, el dios más se
obsesionaba con perseguir a la joven. El dios recurrió al Olimpo, para
solicitar la ayuda necesaria para poder alcanzar a la ninfa, su pedido fue
atendido por los dioses y cuando Dafne se vio acorralada por Apolo, rogó a su
padre que la protegiera. Fue en ese instante que la piel de Dafne comenzó a
Transformarse en corteza, sus cabellos
en hojas y sus brazos en ramas. Al ver esto Apolo se aferró al árbol y,
convencido que ya no podría tener a la joven, le juró amor eterno y que las
hojas de ese árbol adornarían siempre su cabeza. Así nació el árbol de laurel con sus hojas siempre
verdes que coronan la cabeza de reyes y príncipes.
La
Historia del Maratón es muy relevante, un maratón o una maratón es una carrera
de larga distancia que consiste en correr una distancia de 42 195 metros (42
km). Forma parte del programa de atletismo en los Juegos Olímpicos en la
categoría masculina desde Atenas 1896, y en Los Ángeles 1984 se incorporó la
categoría femenina.
Su
origen se encuentra en el mito de la gesta del soldado griego Filípides, quien
en el año 490 a. C. habría muerto de fatiga tras haber corrido unos 37 km desde
Maratón hasta Atenas para anunciar la victoria sobre el ejército persa. En
realidad, Filípides recorrió el camino desde Atenas hasta Esparta para pedir
refuerzos, lo que serían unos 225 kilómetros. Aun así, el mito ganó mucha
popularidad sobre lo que realmente sucedió.
Historia
del maratón, La Leyenda del Maratón
En
la ciudad griega de Atenas, las mujeres esperaban saber si sus maridos salían
victoriosos o derrotados por los persas en la batalla en la llanura de Maratón
(lugar ubicado aproximadamente a 42 km) debido que sus enemigos persas habían
jurado que tras vencer a los griegos irían a Atenas a saquear la ciudad, y
sacrificar a las niñas.
Al
conocer esto, los griegos decidieron que si las mujeres de Atenas no recibían
la noticia de la victoria griega antes de 24 horas, coincidiendo con la puesta
del Sol, serían ellas mismas quienes matarían a sus hijos y se suicidarían a
continuación. Los griegos ganaron la batalla, pero les llevó más tiempo del
esperado, así que corrían el riesgo de que sus mujeres, por ignorarlo,
ejecutasen el plan y matasen a los niños y se suicidasen después.
El
general ateniense Milcíades el Joven decidió enviar un mensajero a dar la
noticia a la polis griega. Y aquí se mezcla la historia con la leyenda:
Filípides, además de haber estado combatiendo un día entero, tuvo que recorrer
una distancia de entre 30 y 35 km para dar la noticia, puesto que la ciudad de
Maratón está al noroeste de Atenas, a no mucha distancia. Tomó tanto empeño en
llegar a su destino a la mayor brevedad que, cuando llegó, cayó agotado y antes
de morir sólo pudo decir una palabra: «νίκη» (níki, «victoria» en griego
antiguo).
Otra
versión nos la da el historiador Heródoto. Según él, Filípides fue enviado
hacia Esparta para pedir asistencia militar y poder repeler la invasión de los
persas, quienes estaban avanzando hacia Maratón. Según Heródoto, Filípides
corrió desde Atenas a Esparta en dos días, recorriendo 240 km.
Los
fundadores del C.O.I. tomaron la primera versión y fijaron la distancia de la
carrera en 40 km, aunque existe una carrera anual en homenaje a esta gesta
denominada Espartatlón (Spartathlon), que recorre la distancia desde Atenas a
Esparta. Pero no hay evidencia alguna de que en el mundo antiguo hubiera
existido una competencia parecida al maratón moderno.3
Heródoto
escribió que Filípides recorrió los 246 km que separaban a Atenas de Esparta en
dos días. Lo escribió 30 a 40 años después, por lo que es bastante probable que
Filípides sea una figura histórica. Pero el primer relato escrito conocido
sobre una carrera de Maratón a Atenas es del escritor griego Plutarco (46-120),
en su ensayo A la gloria de Atenas, donde atribuye la carrera a un heraldo
llamado Thersippus o Eukles, no Filípides. Luciano, un siglo después, lo
atribuye a Filípides. Parece probable que, en los 500 años transcurridos desde
la época de Heródoto a la de Plutarco, se haya confundido la historia de
Filípides con la de la Batalla de Maratón, y que algún escritor imaginativo
haya inventado la historia de la carrera de Maratón a Atenas. Al parecer
Filípides no hizo el recorrido Maratón-Atenas (42 km), pero seguramente sí hizo
el de Atenas-Esparta (246 km).
Muchos
creen que sólo por Filípides el maratón recibió su nombre, pero eso es
incorrecto, ya que en general los soldados griegos eran excelentes corredores y
tras la batalla de Maratón todo el ejército ateniense debió correr la distancia
Maratón-Atenas para llegar a la costa de su indefensa ciudad antes que los
barcos persas. Cuando los persas llegaron no podían creer la increíble
fortaleza de estos soldados y abandonaron sus intentos de conquista. Así pues,
la proeza de la carrera de Maratón a Atenas debería atribuirse antes al
atlético ejército ateniense que corrió a toda prisa para defender su distante
ciudad que a un Filípides que posiblemente no estuvo allí, y si estuvo, corrió
junto con los demás.
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